COLONIA BRITÁNICA

La cuestión de Gibraltar con un Gobierno laborista en Reino Unido: continuidad con mayor sintonía ideológica

El ministro de Exteriores del nuevo Ejecutivo, David Lammy, asegura que continuará con las negociaciones sobre la colonia donde las dejó Cameron

Fabián Picardo, David Cameron, Maros Sefcovic y José Manuel Albares, en Bruselas el  12/04/2024

Fabián Picardo, David Cameron, Maros Sefcovic y José Manuel Albares, en Bruselas el 12/04/2024 / KIRSTY O'CONNOR / FCDO

Mario Saavedra

Mario Saavedra

La sesión en la Cámara de los Comunes del pasado 20 de mayo no fue nada cómoda para el ministro de Exteriores de Reino Unido. El conservador David Cameron estuvo sometido durante hora y media a preguntas y réplicas inquisitivas de varios diputados sobre las negociaciones en marcha para definir la relación de Gibraltar con la Unión Europea tras el Brexit. Los brexiteros conservadores más feroces cuestionaban algunos de los capítulos clave del Tratado, porque consideran que puede suponer una “reducción significativa” de la “soberanía británica” sobre Gibraltar. Se quiere eliminar la Verja de separación para que fluyan personas y mercancías y así mejorar la economía de ambos lados. Pero eso implica que funcionarios españoles, o temporalmente otros del servicio de fronteras europeo, deben realizar controles de entrada en el puerto y aeropuerto de Gibraltar.

  • “¿Podrán los funcionarios europeos de Frontex rechazar la entrada a Gibraltar?”, preguntó el exministro para el Brexit, el conservador David Jones.
  • “En el futuro, habrá dos controles (uno por Gibraltar y otro por Schengen) y, si hay una alerta Schengen, ese podría ser el caso”, respondió Cameron.

Los más conservadores hicieron sonar las alarmas. ¿España rechazando la entrada en territorio soberano británico? Cameron defendió que se logre fluidez entre la colonia y España, porque es lo que quiere el Gobierno de Gibraltar. El ministro trató de equipararlo con los controles que se aplican en la estación británica de St. Pancras para que los viajeros del tren Londres-París puedan entrar en la zona de libre circulación europea. 

  • “Estará de acuerdo conmigo en que la diferencia esencial es que, mientras España reclama la soberanía sobre Gibraltar, los franceses no la piden sobre St. Pancras. Al menos de momento”, le recriminó el diputado de los tories Paul Bristow.

Este 4 de julio, Reino Unido ha dado un golpe de timón político. Tras 14 años en el poder, el partido conservador ha sido derrotado por el laborista. Ahora, la pregunta en el aire para España, especialmente en la comarca andaluza del Campo de Gibraltar, es qué pasará con las negociaciones para derribar la Verja. Fue un gobierno conservador el que, en la nochevieja de 2020, firmó con el de Pedro Sánchez el acuerdo marco para empezar a definir la nueva relación. Cuatro años después, y aunque las partes aseguran que se ha avanzado hasta casi llegar a la meta, hay varias líneas rojas que impiden el acuerdo final. ¿Será más fácil o más difícil superarlas con los laboristas en el poder? 

Las distintas fuentes consultadas por este diario anticipan una cierta continuidad en lo fundamental. El propio portavoz de Exteriores del Partido Laborista y nuevo ministro de Asuntos Exteriores, David Lammy, ha intentado despejar dudas este mismo lunes. Retomará las negociaciones con la Unión Europea donde las dejó su predecesor David Cameron, si se convierte en secretario de Exteriores. Y esto es al máximo nivel político. Tras más de dos años de conversaciones a nivel técnico, el pasado 2 de abril se reunieron en Bruselas Cameron, el ministro español José Manuel Albares, el negociador europeo Maros Sefcovic y, de forma inédita, el ministro principal de Gibraltar, Fabián Picardo. 

Con los laboristas, las líneas rojas serán las mismas, especialmente la espinosa cuestión militar, uno de los principales escollos para la firma del tratado. “Gibraltar debe continuar operando exactamente igual que hasta ahora en la cuestión de Defensa: personal, material. Tenemos que tener control total de la base aérea [de la Royal Air Force]”, subrayó Cameron.

La principal duda que surge es cómo de dura será la oposición con este tema y si querrá convertir la negociación en un arma política o, incluso, tratar de hacerla descarrilar. Si a Cameron los conservadores le pusieron en aprietos, ¿qué harán con un ministro laborista?

A ese temor parece apuntar la respuesta que dio Fabián Picardo a aquella dura comisión en Londres. El ministro principal, del Partido Socialista Laborista de Gibraltar, emitió un comunicado cargando contra los miembros del comité que intervinieron por “no terminar de comprender la relación constitucional entre Gibraltar y Reino Unido y los problemas que ha creado el Brexit a Gibraltar”. Hay que recordar que los “llanitos” votaron masivamente contra la salida de Reino Unido: nueve de cada diez querían permanecer en la UE.

Alineamiento ideológico

Con el cambio de gobierno en Reino Unido, ya son tres de los cuatro negociadores en sintonía ideológica. Tanto en España como en Reino Unido y en Gibraltar gobiernan ejecutivos progresistas. En la Unión Europea está por ver, porque aún no se han repartido los cargos de vicepresidente ni se conoce el sustituto de Sefcovic, que también era socialdemócrata. 

Y luego están las cuestiones personales. El ministro español de Exteriores, José Manuel Albares, exhibió sintonía con su homólogo Cameron durante la última etapa de las negociaciones. ¿Cómo será con Lammy, si finalmente obtiene el cargo? 

Lammy nació en Reino Unido hace 51 años, de padres inmigrantes de Guyana, otra colonia británica que se convirtió en Estado de la Commonwealth en 1966. Fue el primer británico negro en licenciarse en Derecho por Harvard. Es progresista, pero niega que sea intención de su partido deshacer el Brexit. Asegura, eso sí, que deben mejorarse las relaciones con la Unión Europea, y ha sido muy crítico con el acuerdo de salida negociado por los conservadores de Boris Johnson, incluido el asunto de Gibraltar, que considera “el último fleco que queda por cerrar del Brexit”.