Elecciones europeas
Quién es quién en la extrema derecha europea: similitudes y diferencias entre las dos grandes familias
La esfera de la derecha radical está dividida en dos grupos, más algún satélite independiente, es complejo y está sujeto a situaciones cambiantes
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combo de cinco líderes de la extrema derecha europea: Giorgia Meloni, Viktor Orbán, Marine Le Pen, Geert Wilders y Alice Weidel.
Gemma Casadevall
Entender por qué la familia ultra europea está dividida en dos grupos, más algún satélite independiente -como el húngaro Víktor Orbán- es complejo y está sujeto a situaciones cambiantes. La idea de Ursula von der Leyen de tender la mano a la italiana Giorgia Meloni, con el argumento de que no es ni prorrusa ni antieuropea, no funcionó. Implica extenderla a otros partidos de la misma órbita que la primera ministra italiana, como parte de los llamados Conservadores y Reformistas (ECR). Ahí estan también están Vox, el polaco Ley y Justicia (PiS) que volvió loca a la Comisión Europea mientras ocupó el poder, o los Demócratas Suecos, que controlan desde su posición de aliados externos a la coalición centrista de Ulf Kristersson.
Para la Central Federal de Formación Política, adscrita al Ministerio del Interior alemán, hay dos líneas que diferencian al ECR del otro grupo parlamentario, Identidad y Democracia (ID), donde están la Agrupación Nacional (RN) de Marine Le Pen, la Lega de Matteo Salvini, el FPÖ austríaco, el Partido de la Libertad del neerlandés Geert Wilders o, hasta su exclusión, la AfD alemana. ECR corresponde a los ultraconservadores y euroescépticos, mientras que ID al extremismo derechista. No hay líneas divisorias precisas, pero ayudan a definirlos varios factores: por un lado, la vida interna de esos partidos; por el otro, su grado de radicalismo. El politólogo berlinés Hajo Funke, de la Universidad Libre de Berlín, añade a estos factores los vínculos con el Kremlin.
La AfD alemana está bajo observación de los servicios secretos alemanes en varios 'länder' --estados federados--, especialmente en el este, por su clasificación de "partido extremista“. Hay vínculos probados con el neonazismo y ahí donde logra hacerse más fuerte, en ciertos distritos del este, se forman lo que se denomina 'no go areas' o lugares donde llega a ser peligrosa la vida diaria para cualquier ciudadano identificable como de origen extranjero. Las estadísticas de violencia política, sea en forma de acoso o agresión física, se disparan ahí donde la AfD es especialmente fuerte. Situaciones parecidas se viven en Austria o en Países Bajos, ahí donde más se nota la influencia de sus respectivos partidos ultraderechistas dominantes.
Marine Le Pen ha buscado el acercamiento con la italiana Giorgia Meloni, a la que propone un reagrupamiento de sus fuerzas, como estrategia para conquistar el poder. Le Pen aspira a relevar a Emmanuel Macron en la presidencia. Pero difícilmente lo logrará si no se acerca al centro y 'limpia' a ID del extremismo representado por AfD. Mientras Marine Le Pen busca una normalización, el partido de Alice Weidel abraza sin disimulos el radicalismo. "La AfD ha ganado más electorado desde las posiciones extremas o alimentando la crispación que tratando de aparentar moderación“, apunta el politólogo Funke a EL PERIÓDICO. Un "extremismo light“ no le funcionaría a la AfD, que hoy por hoy no tiene perspectivas de llegar o compartir el poder. Tanto la FPÖ austriaca, primera fuerza en los sondeos, como el neerlandés Wilders, ganador de las últimas elecciones nacionales, sí empezaron a limar asperezas.
Cuando Ursula von der Leyen afirma que los Fratelli de Giorgia Meloni "no es un partido prorruso“, porque mantiene la ayuda a Ucrania, tacha de su lista a los que sí se consideran formaciones que, desde Europa, actúan al servicio del Kremlin y sus redes de desinformación. AfD es el caso más flagrante dentro de ID. No solo por las sospechas de sobornos desde Moscú a miembros del partido, sino también porque ha acompañado misiones blanqueadoras de elecciones rusas y porque propugna un referéndum para el "Dexit“ --o Brexit a la alemana--. Le Pen no logra sacudirse la etiqueta de prorrusa, a lo que se suma la labor "mediadora“ entre la francesa y la italiana por parte de Viktor Orbán, el mejor aliado reconocido de Vladímir Putin del bloque europeo. El líder húngaro sigue como independiente, aunque ambos grupos ultras buscan atraérselo o, al menos, lograr que no se lo arrebaten sus rivales.
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