"El repartidor se quedó mis papeletas premiadas con el Gordo del Niño"

El único acusado por las participaciones premiadas del caso de la lotería se acoge a su derecho de no declarar

Los testigos aseguran que el repartidor se comprometió a llevarles los boletos del sorteo

El único acusado de la causa por las papeletas del Gordo del Niño de Torrent

El único acusado de la causa por las papeletas del Gordo del Niño de Torrent / J. M. López

Alfredo Castelló

Alfredo Castelló

El juicio por las papeletas premiadas en el Gordo del Niño de 2017 vendido en Torrent se reincidió ayer con dos novedades: una de las acusaciones particulares se ha retirado de la causa y el único acusado ahora se acogió a su derecho de no declarar.

Tal como avanzó en su momento este diario, después de que la hermandad del Santo Sepulcro repartiera más de 90 millones en el Gordo del Niño de 2017, se presentaron tres querellas que agrupaban a trece personas y que reclamaban 31 papeletas que no les fueron entregadas ni antes ni después del sorteo, por valor de 744.000 euros. En cada boleto se jugaban 2,40 euros con un premio de 24.000.

La causa fue archivada en febrero de 2020, descartando la responsabilidad penal de la directiva de la hermandad, al considerar que no hubo apropiación indebida. Ahora bien, el juez puntualizó que de producirse apropiación, se trataría de un hecho singular de una persona en concreto. Los afectados presentaron sendos recursos que fueron aceptados por la Audiencia Provincial, desembocando en un juicio oral. 

Papeletas por valor de 336.000 €

La vista se reinició ayer tras aplazarse la pasada semana por un error en la citación de los testigos. Al inicio de la sesión una de las dos acusaciones particulares decidió retirarse de la causa penal. Con esta decisión, queda sin efecto la acusación para cuatro de los cinco investigados. Únicamente Alfonso R.G. queda ahora como acusado y para el que el fiscal solicita cuatro años y medio de prisión y una indemnización de 336.000 euros.  

El ministerio público considera que el acusado, vocal entonces de la hermandad, una vez conocedor del premio se apropió «con la intención de lucrarse ilícitamente» de las papeletas que había reservado a los cuatro perjudicados, se apoderó de ellas e «ingresó el efectivo del premio para sí». En concreto, Fiscalía le acusa de quedarse con cinco papeletas de un matrimonio premiadas con 120.000 euros, cuatro participaciones de otro miembro de la hermandad premiadas con 96.000 euros y otras cinco papeletas de otro miembro en representación de su hijo, premiadas con 120.000 euros.

Durante la vista de ayer, Alfonso R.G. decidió acogerse a su derecho de no declarar, dando paso a los testigos de la acusación, todos ellos supuestos agraciados que denuncian no recibieron sus papeletas premiadas tras el sorteo.

Una costumbre. "Como siempre"

La primera testigo relató que durante más de cuarenta años ha recibido la lotería de la hermandad, primero como soltera en casa de sus padres y después como casada en su actual domicilio, para los distintos sorteos del mismo modo: Estaba abonada a papeletas a un sorteo mensual ordinario más los extraordinarios de Navidad y el Niño

Así, narró que en septiembre de 2016, tras las elecciones de la Junta Directiva de la Hermandad, el repartidor que le había llevado la lotería durante años cambiaba, y es el acusado el nuevo encargado de llevarles las papeletas de los sorteos. En este sentido, ahondó que en octubre de aquel año recibió la visita del acusado en la que se presenta como nuevo repartidor, se rellenan unas fichas con los nombres y las papeletas que jugaran en cada sorteo: tres en ordinarios y cinco en Navidad, sin especificarse que también para el Niño. «Nos dijo que todo seguiría como siempre», aseguró.

Un mes más tarde, en noviembre, recibió de nuevo la visita del repartidor en la que «nos entrega papeletas de un sorteo que ha vencido, las cuales le pago, y nos entrega las del sorteo del 22 de diciembre», afirmó. En este momento, «le preguntamos por las papeletas del Niño y Alfonso nos dice que la nueva junta no sabe si jugará el sorteo del Niño, pero que de ser así nos las entregaría, como siempre», remarcó.

Tras el sorteo del Niño y la alegría del premio, «empezamos a recibir llamadas felicitándonos, pero a todos les decíamos que no teníamos las papeletas», afirma la afectada, muy conocida por su vinculación con hermandad de la que fue Reina del Encuentro a finales de los ochenta. «Fue entonces cuando decido llamar a Alfonso. En una primera llamada me lo cogió su mujer. En una segunda llamada, me dice que se me ‘olvidó pasar por su casa, qué quiere que le diga...’, me decía en bucle».

A partir de ahí se celebraron varias reuniones con integrantes de la junta para exponer la situación. «Había más afectados. La junta nos entendía, pero argumentaban que había sido un error», declaró. De hecho, ya en la última reunión, «vino el abogado de la hermandad que de manera contundente nos dijo que ‘solo cobrarán los que tengan papeletas. O papeleta o sentencia», relató la testigo.

Pagaban a sorteos vencidos

Por su parte, el abogado del acusado trató de incidir en porqué no demandó a la hermandad y sí a su representado, sobretodo tras sacar a relucir un mensaje de Whatsapp en el que la testigo «le dijo a Alfonso a ‘ver cómo soluciona esto la hermandad». Ha sido a preguntas del abogado del acusado cuando la testigo llegó asegurar que «Alfonso se ha quedado mis papeletas. Tenía la obligación de entregármelas, estoy en su listado», aseguró. Pero el letrado le preguntó si Alfonso «le dijo que personalmente le guardaría las papeletas o se las pagaría previamente». La testigo respondió: «Siempre se ha usado este sistema. Nos entregaban papeletas a sorteos vencidos y se liquidaba pago y cobros», concluyó. 

"No había una lista de abonados"

El presidente del Santo Sepulcro, José Enrique Tronchoni, compareció como testigo para desmentir que hubiera abonados a la lotería. Así, explicó que hasta el sorteo del Niño de 2017 (posteriormente se cambió el sistema)«los integrantes de la junta vendían lotería», conocidos como los ‘repartidores’, pero «tanto a hermanos, amigos o gente en general. Es una fuente de ingresos». Así, rechazó que hubiera una cantidad fija por persona para llevarla a las casas o que se reservara. De hecho, dijo que antes del Niño se abrió el local social para vender participaciones, que sobraron papeletas y se destruyeron.

Suscríbete para seguir leyendo