La Fundació Horta Sud junta al tejido asociativo con una veintena de empresas comprometidas

Las empresas y las asociaciones de l’Horta Sud se conectan a través de una visita en autobús a los proyectos sociales 

Participantes en la "ruta" de proyectos sociales de la Fundació Horta Sud.

Participantes en la "ruta" de proyectos sociales de la Fundació Horta Sud. / F.H.S.

Visibilizar proyectos de asociaciones que «trabajan para mejorar la comunidad y la vida de las personas que la conforman» y crear puentes que conecten a entidades y empresas que puedan prestar apoyo «no sólo económico, sino también de tiempo, de talento, de conocimiento, de contactos o de difusión». Con este fin se encontraban ayer más de cuarenta personas en el Museu Comarcal de l’Horta Sud, en Torrent. Entre ellas estaban, además de la entidad impulsora del evento, la Fundació Horta Sud, y la Asociación Española de Fundaciones, entidad colaboradora, una veintena de empresas y entidades, junto a los tres proyectos que todas ellas visitarían: Mans al Terra, Col·lectiu Soterranya y Fundación Movimiento Ciudadano.

Entre las empresas participantes había de distintos ámbitos de actuación y de distintos, también, ámbitos territoriales. Las de más lejos, la entidad filantrópica americana Mott Foundation y la Asociación Española de Fundaciones, de ámbito estatal. Pero también estaban entidades y empresas de la comarca de l’Horta Sud, de València y del resto de la Comunitat. Además de las dos empresas que forman ya parte de Projectes Que Canvien El Món, Caixa Popular y Grupo Ugarte Automoción, estaban también presentes las cooperativas educativas Florida Universitària y La Nostra Escola Comarcal, el Club de Empresas Responsables y Sostenibles (CE/R+S), Aigües de València, Aigües de l’Horta, Impuls, Comismar, Comelsa (Milar) o Grupo Nostresport. También hubo presencia de empresas dedicadas a la comunicación y al diseño, como Lacomunicación, Eugenio Simó, Mayte Mar o Gráficas Royanes, y entidades sociales como el Colegio de Educadoras y Educadores Sociales de la Comunidad Valenciana (COEESCV) o la Fundación Servipolis.

Ruta en autobús

Pero para visitar los proyectos era necesario moverse a distintos puntos geográficos de l’Horta Sud. Para ello, estaba preparado un autobús, que se encargó de recoger a todas las personas participantes después del desayuno que tenían preparado en el Museu Comarcal. La primera parada del autobús fue en el espacio agroeducativo de «La Chandra», en Albal, donde se ubica la actividad de Mans al Terra. Desde este colectivo, recientemente constituido en fundación, trabajan para «que se deje de entender el resto como residuo y pase a entenderse como un recurso». Para ello, en su espacio de «regeneración de suelo» tienen huerto y gallinas, pero también composteras, biogás e, incluso, una domo. Pero para Salvador Pérez, de Mans al Terra «el compostaje o la producción como tal no es el fin, sino la herramienta». Se trata de un proyecto para empoderar a la ciudadanía, forjar comunidad y hacerlo, sobre todo, «recuperando la conexión con la tierra y con el suelo que son, en definitiva, la vida».

Pasados aproximadamente unos cuarenta minutos a pleno sol de verano, por el que vinieron muy bien como refugio para las personas asistentes los paraguas con el lema «Empreses Compromeses» que había elaborado la Fundació Horta Sud para la ocasión, fue el momento de volver al autobús. El siguiente destino era otra vez la capital de l’Horta Sud, pero en esta ocasión en otro barrio: el Xenillet. Ahí se ubica el «Espai de Solidaritat Parreño» y el taller de «Bicis per a totes» del Col·lectiu Soterranya.

Esta asociación torrentina, con veinte años de actividad, lleva ya «recuperadas» 1.127 bicicletas para personas que lo necesitan, «sobre todo como herramienta para ir a trabajar o, directamente, como herramienta de trabajo, para poder vivir». Desde el colectivo, que repara y recupera desde el voluntariado, aseguran que tienen que hacer, cada vez que entra una petición, «una selección», porque «nos entran muchas más peticiones de las que podemos abarcar». Pero, además, Soterranya dispone también de lo que ellos mismos llaman «un clúster solidario en el barrio del Xenillet», y donde se reúnen personas del barrio de diferentes edades y orígenes. Entre otros, disponen de una «biblioteca popular» o salas de juegos y talleres adaptadas para las distintas edades y necesidades. Para Victor Navarrete y Toni Velarde, ambos de la asociación, «Soterranya es un espacio abierto al barrio que se fija en lo que une y no en lo que separa, y trabaja desde esta línea para dar apoyo desde el empoderamiento».

Aumentar el número de proyectos

Finalmente, el autobús llevó a las empresas y a las asociaciones al barrio de Sant Francesc, en Manises, para conocer la experiencia de la Fundación Movimiento Ciudadano. En esta fundación es donde se aglutina gran parte del tejido asociativo del barrio, y cuya identidad se trasmite directamente en las paredes. Como apunta Enrique Deltoro, de la fundación, «el edificio fue construido por los vecinos y vecinas del barrio con sus propias manos, y a día de hoy se mantiene esa esencia». En este espacio de Manises se encuentra la sede de la Associació Veïnal Sant Francesc i Alameda, la Asociación de Mujeres ANTARES, el Club de Muntanya Manises, el Ateneu Cultural Ciutat de Manises, Proyecto Empar, Escola de Cases, Associació Impuls y Esplai Natura.

Una vez finalizada la visita, y en la misma Fundación Movimiento Ciudadano, hubo una paella con todas las personas asistentes que sirvió para seguir forjando conexiones. Como apuntaron desde la entidad promotora, la Fundació Horta Sud, el objetivo es «poder aumentar el número de proyectos de asociaciones que se financian desde la comunidad», y por ello se fijan conseguir llegar a 50.000 € en la convocatoria anual de Projectes Que Canvien El Món, por lo que «se necesita sumar esfuerzos». Según la fundación comunitaria, esta suma «permitiría multiplicar resultados y, sobre todo, seguir dando los pasos necesarios hacía la Responsabilidad Social Comunitaria», una RSC que, reiteran, «no es corporativa, sino comunitaria, porque las empresas no deben entender la responsabilidad social como ser asistencialistas de la comunidad, ya que forman parte de ella».