Fallas

La preselección de la "fallera coraje"

El primer fin de semana de preselecciones dejó una imagen que habla de la capacidad de las Fallas para integrar. Hasta los últimos actos: Pilar Aineto, fallera mayor de Linterna, acudió como candidata a pesar de su movilidad reducida.

Pilar desfila con el número 2 durante la preselección de La Seu-La Xerea-El Mercat. |

Pilar desfila con el número 2 durante la preselección de La Seu-La Xerea-El Mercat. | / M. Domínguez

Moisés Domínguez

Moisés Domínguez

"Claro que sí. Hasta el final. Y después de la preselección tengo el 50 aniversario de Mossen Milà, y el Besamanos...". Pilar Aineto apura los últimos actos de fallera mayor y uno de ellos fue la preselección de La Seu-La Xerea-El Mercat. Nada que no protagonice cualquiera otra fallera: llegar, ponerse el número, reunirse con el jurado, desfilar por la pasarela y esperar el veredicto. No le fue favorable pero para cuando Marina García lo leyó, ya había cerrado su particular círculo: Pilar lo hizo todo con su silla de ruedas motorizada. Como se la ha visto durante el ejercicio como fallera mayor de Linterna-Na Robella.

Habitual en los actos del sector y de la Federación de 1ºA

Ha sido una imagen habitual en las fallas del sector, en los actos la Federación de Primera A o en cualquier otro acto colectivo. Es la primera vez que afrontaba el proceso electoral una candidata no con un problema físico accidental -las muletas se han visto hasta en la fase final- sino con un problema que la acompaña desde hace años. «Acabo de finalizar el juicio y lo he perdido. Se han lavado las manos» dice con fastidio. «Me hicieron una punción y me dejaron en silla de ruedas. Dicen que es problema genético, pero yo entré con dolores y salí en silla de ruedas».

Nombramiento por sorpresa

En los Jardines del Palau desfiló con los habituales gritos de «guapa, guapa» y algún que otro «valiente». Fue fallera mayor «porque el día de elegir bajamos al casal y de repente mi marido dice que propone a Pilar Aineto. ¿Sabes que esa soy yo? Le contesté». No se ha perdido nada «salvo una vez que me caí y estuve tres días que ni recuerdo que pasó». Nadie la obligaba a presentarse a la preselección «pero es que si soy fallera mayor es para vivirlo todo».

La silla de ruedas no es precisamente una atalaya, pero lo parece. Antes de leerse el acta dice en una escuchita: «creo que van a salir ésta, ésta y ésta». Acierto de pleno.