La primera falla de la nueva València

Empezó como un marcado carácter social pero el proyecto se ha consolidado como falla tradicional

Miembros de la actual comisión.

Miembros de la actual comisión. / ED

Moisés Domínguez

Moisés Domínguez

La comisión de Alameda-Avenida de Francia ha iniciado con la «apuntà» los actos de su 25 aniversario. En principio sería un aniversario más. Prácticamente todas las fallas de la ciudad han superado ya esa adolescencia. Pero ésta es especial. La comisión, la número 375 del censo, es la primera de la nueva València, la que surgió en el cambio de siglo, la de los últimos barrios llegados a la ciudad.

Se dice que, en València, un barrio no es tal mientras no tenga una comisión de falla. Es lo que pasó en 2001 después que los terrenos del antiguo Camí de Penyarroja se transformaran en una traza urbana, en el barrio de la Ciudad de las Artes y las Ciencias. Una zona deprimida que se reconvirtió a barrios residenciales de alto nivel. Con las chimeneas salvadas del derrumbe fabril y la aparición de iconos como todo el complejo de la Ciudad de las Artes y las Ciencias y el Parotet.

Había muchas dudas de si en estos nuevos edificios arraigarían las comisiones de falla. Eran parcelas a un elevado precio, con grandes fincas despersonalizadas. Poco que ver con todos los barrios de antaño, de una decena de plantas y comercios tradicionales, donde había más proximidad entre vecinos.

En ese contexto aparecía la nueva comisión. Si en anteriores urbanizaciones aparecían comisiones, alguna de cuyas calles se llamaban «En Proyecto», aquí aparecía una curiosa «Prolongación Alameda-Avenida de Francia». Con el paso del tiempo se desembarazarían de esa «Prolongación».

La nueva comisión, la «Falla de les Arts», no surgió por iniciativa vecinal. El origen hay que atribuirlo a personajes de la sociedad valenciana: Julio Tormo, Vicente Monfort, el doctor Vicente Murgui… y la sensación que quedaba inicialmente era la de generar un nuevo nicho social. Una especie de Convento Jerusalén en pequeño. Con su parador, con sus personajes de la sociedad valenciana. Razón por la que, en principio, se miró un mar de dudas. El proyecto ha ido virando y es una comisión como cualquier otra. El actual presidente, Manuel Cabrera lleva en la comisión desde la primera «cremà». Es un testigo de la historia, tanto como el sempiterno secretario de la comisión, que no es otro que el actual concejal de cultura José Luis Moreno. Cabrera reconoce que «hubo que vencer resistencias. No se creían que fuéramos a durar. Ni en general, ni en el sector. Pero con el paso de los años hemos demostrado que somos una comisión de falla como cualquier otra. Que trabaja, que cree en la fiesta, que planta con dignidad...».

La «salida del armario»

Un cuarto de siglo ya da para mucho y la peculiareidad del origen lo alimenta. La primera falla se plantó en 2001 de manos de los hermanos Ferrer Jorge. Con ambiciones: Primera A en grande. Y Especial en Infantil. A la primera, transgresión tormista, con personajes de la sociedad «saliendo del armario», un tema aún tabú a primeros de siglo -a alguno de los retratados no le hizo mucha gracia-.

La escena del "armario" de la primera falla, plantada en 2001.

La escena del "armario" de la primera falla, plantada en 2001. / ED

La convocatoria no fracasó y desde el primer momento tuvo un censo aceptable. Sin dejar de habrer dejes sociales, como nombrar fallera mayor a Carmen Lomana en el año 2011. Fue uno de los últimos capítulos de Tormo, quien poco después abandonaría la comisión. Pero ésta continuó y ahora llega vigorosa. «Somos algo más de doscientas personas. Tampoco queremos crecer mucho más porque vemos básico tener control, seguir conociéndonos unos a otros». Aunque el barrio sigue yendo por libre. «Es una realidad. No creo que sean vecinos más allá del quince por ciento del censo». Una resistencia a vencer. «Está ayudando el censo infantil, que desde el colegio Penyarroja están viendo que somos una comisión amable, que sabe lo que quiere».

Tras algunos vaivenes, el modelo actual está consolidado en una comisión de nivel medio alto, ambiciosa en materia artística, tanto en grandes como en infantiles. Su última gran aportación ha sido la de albergar el estreno de Alex López en València, consolidándose como una de las referencias en fallas infantiles.

El mejor premio fallero

A lo largo de estos años han sido capaces de organizar el que quizá sea mejor premio que organiza una comisión: el Vicente Monfort, que huye de la endogamia fallera y premia a personas del mundo de las artes -cantantes, actores, bailarines, dibujantes- de prestigio nacional

No han faltado las polémicas «falleras», como el ninot de Pere Fuset imitando a San Vicente Ferrer que generó una tormenta en el mundo vicentino. Han guiñado a la inclusión nombrando fallera mayor a una joven con síndrome de Down. Y han tenido dos falleras mayores infantiles de València (Nela Ayora y Carmen Monzonís) y numerosas cortesanas.

Y detrás, más comisiones

Al año siguiente de su nacimiento llegará la inauguración de la falla «del Parotet». Primero, como Alfredo Torán y Olmos-Luis García Berlanga y posteriormente rebautizada -desencuentro por medio- en Avenida de Francia-Alfredo Torán y Olmos. Es el gran éxito de censo de todas estas comisiones de nuevo cuño

En 2004, llegaría Pintor Maella-Avenida de Francia y ya en 2009. Menorca-Luis Bolinches, cada una, paulatinamente, más cerca del puerto hasta que éste se interrumpe con las vías del tren.

El siguiente paso será contemplar si el Pai del Grao genera alguna comisión hasta juntarse con la “Nova del Grao”, Ingeniero Manuel Soto-Avenida de Francia, que se planta junto a la antigua estación de tren y la antigua playa de vías, pero que no es fruto de una nueva urbanización, pues las fincas colindantes existen desde hace décadas.