La concejala y fallera mayor de València Rocío Gil se casa con Enrique Pardo

La clase política de València se da cita en uno de los acontecimientos sociales del año

Moisés Domínguez

Moisés Domínguez

El amor surgió en los pasillos de la Casa de la Vila. Y este sábado lo refrendaron en la capilla del Monasterio del Puig. Rocío Gil, fallera mayor de València 2018, concejala y diputada provincial, protagonizó el segundo enlace fallero en apenas una semana al contraer matrimonio con Enrique Pardo, asesor del edil de Fallas, Santiago Ballester. Muchas coincidencias en un mismo lugar como para no cruzarse, conocerse y acabar formando un hogar, que es lo que empieza desde este mismo momento. 

Y tratándose de quienes se tratan, la boda se convirtió en un acontecimiento de primer orden. Allí acudieron infinidad de personajes importantes de la ciudad. Incluyendo al grupo municipal popular al completo. Con una lista de invitados que incluía a María José Catalá, Juan Carlos Caballero, Julia Climent, Paula Llobet, Jesús Carbonell, María José Ferrer, Juan Giner, José Luis Moreno, José Marí, Carlos Mundina... así como asesores y miembros del equipo de trabajo del gobierno popular en la casa grande.

Y no sólo ellos, porque también estaba el concejal de Compromís Pere Fuset. Fue su presidente de Junta Central Fallera, antes de que Rocío diera su salto a la política. Y la relación que tuvieron ambos fue de una amistad a prueba de bomba. La despedida del cargo, cuando acabó la entrada mora y cristiana del 9 d'Octubre, se convirtió en un valle de lágrimas entre ambos. Ahora eran felicitaciones, a pesar de transitar por diferentes orillas. Y junto a él, su directiva fallera: Javier Tejero, Montse Catalá, Inma Guerrero, Ramón Estellés...

Más componentes de la clase política fueron, por ejemplo, la consellera Ruth Merino, la diputada Belén Hoyo o el presidente de la Diputación, Vicente Mompó, entre otros. Y también había ex ediles, como Félix Crespo, amigo de la familia también por las conexiones falleras junto a Vanessa Lerma. Tampoco faltó la directora de la Ciudad de las Artes y las Ciencias, Ana Ortells.

Convención fallera

Rocío Gil saltó a la primera línea por su condición de fallera mayor de València. Y allí estuvo su corte de honor. Varias de ellas ya han pasado por el altar y también hay mamás. Caras que son muy cercanas en el tiempo. Ya se la llevaron muy lejos en la despedida de soltera. Nombres que están frescos en la memoria como Mireia Bazaga, Meritxell Soler, Noelia Ibáñez, Silvia Vicent, Laura Fabra, Lucía Serrano, María Urios, Marta Sobrino, Marta Sahuquillo o Alicia Andrés. Y su fallera mayor infantil, Daniela Gómez, y las reinas de las fiestas de Alicante y Castelló.

Eso, las de 2018, porque también había representantes de la corte infantil de 2001, al que Rocío también perteneció de niña. Teresa Estevens, Carmela Borrás, Ampar Granell o Mireia Piris. Aquella corte que tuvo, además de ella misma, otras cinco falleras que fueron corte mayor o fallera mayor, como Begoña Jiménez, Carmen Sancho, ambas también presentes en la fiesta, o ella misma.  También su mantenedora, Ana Cuesta, su fallera mayor que fue jurado, Estefanía López, o Susana Remohí. Y falleros de su comisión, la Plaza de la Merced; el indumentarista José Polit o el peluquero Carles Ruiz.

La llegada de la novia

Y finalmente, la novia apareció en el histórico monasterio un mediodía soleado. El novio y los invitados, venidos desde València y desde Segorbe esperaban el momento para descubrir el vestido de Inuñez Design con el que apareció para su día más importante, acompañado de los zapatos de Solepiel y joyas legado de la familia y ramo de Atelier de la Flor

Ofició la misa el vicerrector de la Basílica de la Virgen, Álvaro Almenar y lo plasmó Diego de Rando. La coordinación del acto y la posterior fiesta corrió a cargo de Cristina Caletrío

Ceremonia de emociones

Una ceremonia cargada de emoción, donde la lectura principal corrió a cargo de la hermana de la novia, Carla Gil, y donde todos eran familiares y amigos.

Y por eso, si se echó de menos a alguien, al menos en persona, fue al familiar y al amigo. Al padre. A Rafa. En persona, porque en el pensamiento estuvo desde el primer minuto. 

Posteriormente, la comitiva se trasladó a la Cartuja de Ara Christi, en cuyos claustros se celebró primero el aperitivo, con "mascletà" incluida y después el banquete y la posterior fiesta. Primero, los novios, que una vez recibidos el arroz, los pétalos y la traca, abandonaron el monasterio los primeros en un coche descapotable conducido por el novio, para así recibir a toda la gente en la Cartuja. Antes de empezar la fiesta de sus vidas.

El lunes se vuelve a la normalidad. La pareja vuelve a sus obligaciones en el ayuntamiento a la espera del parón de Navidad para, entonces, sí, emprender el viaje de novios. Mientras, se seguirá hablando de la boda de Rocío y Quique.