Una joven entregada a los niños en riesgo de exclusión
Carolina Martínez Serena. Falla Malvarrosa-Ponz-Cavite. 23 años
«Senyor llumener, pot encendre la Malva-rosa». Es Carolina una de las falleras que puede dar una orden y hacerlo, normalmente, acompañada de la fallera mayor de València de turno. Siendo de la comisión de Malvarrosa-Antonio Ponz-Cavite, su «encesa» es todo un acontecimiento, y así lo fue en uno de los momentos culminantes de su año como fallera mayor. Ahora le queda el último paso de pruebas y la Fonteta que hará junto a su infantil, Julia, que ha completado el doblete de la 112.
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Es graduada en Magisterio de Primaria con Mención en Pedagogía Terapéutica «y actualmente trabajo de monitora en un comedor escolar y en una academia de repaso por las tardes». Le espera, en su especialidad, una enseñanza no siempre fácil, pero necesaria. «Es para niños con necesidades educativas especiales, trastornos de autismo, discapacidad intelectual...» ¿Eso se decide o se hace por estudio de mercado? «Se hace por vocación. Creo en la inclusión de los niños y es la mejor formación que puedes tener para ser un buen maestro». Ya lo ha probado. «En las prácticas de la carrera, en el Colegio Tomás de Montañana, en un aula de audición y lenguaje. Estuve muy a gusto, aprendí muchísimo y procuré ayudar mucho a los niños». Es el duro caminar de las pedagogas hasta conseguir «entrar en bolsa» (para la pública) «y echar currículos en la concertada y privada. Con la idea de llegar a ser funcionaria con una oposición, que es un camino muy largo, pero tampoco diría que no a las otras dos enseñanzas».
Y hay más: «Mi vocación son los niños y me dedico en el tiempo libre a hacer voluntariados con niños en riesgo de exclusión social y soy monitora de campamento». Lo hace en Itaka Escolapios. Es un estilo de vida. Lo conocí en 2018 porque, por la edad, es cuando ya podía, y estoy seguro que continuaré. El voluntariado es un servicio que los niños necesitan mucho. Pensamos que es para atender fuera de València, pero no: aquí también hay necesidad». Se dedica sobre todo al «repaso escolar, educarles sobre todo. Darles oportunidad».
Hija del barrio cien por cien
«Nací en la Malva-rosa y me apuntó mi abuela. Supongo que me apuntaron en 2001, cuando ella, mi tía, fue fallera mayor de la comisión. Yo tendría un año». El año en el que Malvarrosa se estrenaba en la Sección Especial. Fue infantil en 2008 sin llegar a la Fonteta y también es la fallera mayor del «después de». Del 75 aniversario. «Era el año más fácil para compaginar con la falla porque había acabado la carrera y me dediqué a ampliar currículum. En el 75 aniversario habría sido mucho más complicado».
Ahora, con o sin aniversario, persigue el éxito después de algún traspié. El que... la tuvo en silla de ruedas en la Batalla de Flores, por un quítame ese menisco. Pero ha evolucionado satisfactoriamente: empezó las pruebas con dos muletas y ahora ya iba con una. Si sale elegida no le importará dar un salto de alegría. Con cuidado.