Enfermera que hacía los cribados de La Fe en la pandemia
Gema Ponz Aurell. Plaza del Árbol. 31 años
La plaza del Árbol se llevó el pasado año el primer premio de las Fallas Experimentales. También es experimental ser fallera mayor de una comisión con doce años de diferencia. Gema lo hizo. Primero, «con 19 años. Pero quería vivirlo con otra edad, con otro momento de mi vida, otra situación... estando con unas amigas en Málaga dije «me lo estoy pensando» y me dijeron que «no hay nada que pensar».
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Una fallera de colegio y «estafeta» a la que la vida hizo más fuerte
Con 19 años, era una fallera mayor casi de otra época. Con 30 entra dentro de la normalidad. «Las segundas partes no son mejores o peores. Son diferentes. Lo he vivido desde otro punto, aprendiendo unas cosas y disfrutando otras. Desde el minuto uno hasta ahora. Sucedió. No me esperé a más ni nada, aunque este año se celebre el 150 aniversario. La primera vez es otro momento de mi vida». Ahora es preseleccionada con 31 años, una edad que, a estas alturas, tampoco sorprende (ni siquiera sería la más mayor de la corte de Laura Mengó). Además, en la Plaza del Árbol tienen experiencia sobrada: hace apenas un par de años salió de aquí la «fontetera» que marcó un récord, con 45 años de edad (que luego superaría Eva Martí, con 48). «Si, Raquel Mateo. Es amiga mía y la quiero un montón. Fue una sorpresa, una alegría y un referente muy importante porque nunca había llegado nadie a esa edad».
Pertenece al mundo de la Sanidad. «Trabajo de técnico especialista en el laboratorio del hospital 9 d’Octubre, y también estoy en el Centro de Transfusiones». En lenguaje técnico, «analizamos bioquímicamente y microbiológicamente todo lo que afecta al cuerpo». Lleva ya mucho tiempo, «nueve años», y la pandemia le pilló «de lleno. Pero tuve la suerte de estar en La Fe, que fue un hospital de referencia. Vivimos momentos muy críticos, pero también muy gratificantes. Cuando estudias todo esto, no imaginas que lo vas a tener que poner en práctica de esa forma», recuerda cómo su labor era de selección. «Hacíamos el cribado de positivos para ir a la UCI o a planta». Aunque, o por inmunidad adquirida o por profilaxis, «yo me contagié en la última ola fuerte, la de julio».
"Elegirse"
Es «arbolina» desde los seis años «por unos amigos de mis padres, que les ofrecieron ser falleros. Mi madre ya había sido fallera mayor porque mi abuelo fundó García Lorca-Oltá. Mi hermano y yo éramos pequeños, probaron y seguimos».
También tiene su tatuaje de turno. «Elegirse». «Es un poco mi personalidad. Elegir hacer cosas para sentirse bien. Nadie te dice cuanto tiempo vas a estar aquí y la vida hay que vivirla con pasión».