Opinión

La ambición cumplida de Vicente Boluda

El empresario valenciano ha logrado situar su empresa de remolcadores como líder mundial. Un objetivo cumplido que se había planteado hace un cuarto de siglo

Uno de los remolcadores de Boluda

Uno de los remolcadores de Boluda

Martí Saballs

Martí Saballs

El grupo naviero valenciano Boluda se lanza a la conquista del mundo. 2 de marzo de 1998. Este fue el titular del tema de portada de Actualidad Económica, por entonces publicación decana de la prensa económica española, perteneciente al Grupo Recoletos. Vicente Boluda Fos daba su primera entrevista extensa para contar los antecedentes de aquella empresa familiar y sus ambiciones.

Cito algunas de las frases, sin pérdida, que ofreció hace 25 años:

«Aquí trabajamos todos los fines de semana. No hay tiempo para el golf. Y cuando estoy en la playa me paso las tres horas colgado del móvil».

«Las decisiones las tomo yo. Se toman al minuto y cuestan mucho dinero».

«Ser naviero se lleva en la sangre. Todo lo que se mueve en un puerto es negocio».

«Esta empresa ya está profesionalizada. Yo soy el profesional. Aquí no hay Harvards».

En aquella visita, que incluyó un viaje en uno de los remolcadores de la empresa por el puerto de València y una paella de almuerzo, pudieron juntarse para la foto las tres generaciones de la familia: junto a Boluda Fos, su padre, Vicente Boluda Crespo, y su abuelo, Vicente Boluda Martí. Boluda Fos solo tenía una queja. Uno de sus tres hijos, cuarta generación, el mayor, Vicente Boluda Ceballos, estaba internado en un colegio en Suiza y no podía ir, como él quería, a los puertos.

Un cuarto de siglo más tarde, aquel sueño de la que por entonces era la primera empresa española de remolcadores se ha cumplido. Queda lejos 1984, el año en que empezó la aventura exterior de Boluda con la firma de un contrato para vender cinco remolcadores al régimen libio del dictador Muamar el Gadafi.

Hoy, el grupo Boluda es líder mundial del sector, además de haber abierto un nuevo mercado en otras líneas de negocio como el transporte marítimo. La cuarta generación –Vicente, Ignacio y Verónica– está en el día a día de la empresa, repartiéndose diversos papeles. Toda una expansión realizada vía crecimiento orgánico y adquisiciones financiadas con recursos propios y emisión de deuda.

A lo largo de estos 25 años, Boluda Fos no solo ha desarrollado su proyección como hombre de negocios. Es de los pocos empresarios familiares españoles que ha participado de forma activa en lo que se conoce como sociedad civil de su comunidad local y del conjunto de España. No ha escondido su buena relación con la casa real. Entre sus consejeros está el ex presidente del Gobierno Felipe González. El ex presidente de la República Francesa Nicolas Sarkozy le otorgó la medalla de la Legión de Honor de ese país.

En estos momentos, entre otros cargos sectoriales, el naviero preside la Fundación Premios Rey Jaume I y la Asociación Valenciana de Empresarios, donde ha liderado el impulso –hay que decir que infructuoso– para que los distintos gobiernos que ha habido en España en la última década acaben por ejecutar de una vez el corredor ferroviario del Mediterráneo. A estas alturas aún no hay fechas para saber cuándo podrá viajarse, por ejemplo, en AVE entre el segundo y el tercer territorio con más población de España. Las provincias mediterráneas, de Girona a Cádiz, reúnen el 40% de los habitantes de España y generan el 40% del PIB. Pero ir en tren de Barcelona a València o viceversa requiere altas dosis de paciencia. Es una lotería. No se sabe ni cuándo se sale ni cuándo se puede acabar llegando.

Boluda Fos tampoco ha evitado su participación efectiva en el negocio del deporte, como atestigua el reportaje que publica esta semana ‘activos’. Su corazón se reparte entre el Levante Club de Fútbol y el Real Madrid, donde llegó a ser presidente interino entre el 16 de enero y el 1 de junio de 2009. Aún aspira a regresar a la presidencia del club siempre y cuando Florentino Pérez decida darle el relevo.

«¿Hay Harvards en Boluda actualmente?», preguntamos al naviero. Piensa unos segundos. «De Harvard no, aunque sí algo parecido», responde Boluda Fos. La compañía sigue siendo familiar, pero ha ido incorporando altos cargos ejecutivos externos para poder mantener su estrategia de crecimiento. Tal como respondió hace 25 años, no existe el más mínimo interés en salir a bolsa. Las dificultades financieras sobrevenidas tras la crisis de 2008 y con la pandemia se pudieron solucionar con la gestión adecuada de los recursos propios y la deuda.

Boluda Fos sigue al frente de los negocios y nunca se olvidará de ellos, dice, imitando a su padre y su abuelo. Pasa la mitad del año subido en un avión para no perder contacto con los puertos, repartidos por medio planeta, donde está presente la marca y también buscando nuevas oportunidades. Mirando hacia delante, espera que Boluda sea dentro de 25 años más que un líder mundial en remolcadores, un líder en transporte naviero. Es el desafío para la cuarta generación familiar.

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