Alberto Soldado. Nivelles (Bélgica). enviado especial La pelota valenciana vivió ayer en Nivelles una de las jornadas más gloriosas de su historia. Y ha sido así gracias a una selección que ha sabido crear y multiplicar una ilusión colectiva que ha desembocado en la explosión de júbilo vivida ante más de mil personas que abarrotaron las gradas del ballodrome de esta bellísima ciudad. A primera hora de la mañana se trataba de ganar a la selección francesa para asegurar el título europeo en el juego internacional. Y como en la víspera se había sufrido más de la cuenta ante Italia hubo plena concentración y se ganó de forma rotunda por 6 a 0.

Eran tres puntos más en la clasificación general del torneo que todavía valieron más cuando de forma sorprendente Holanda derrotaba a Bélgica por 6 a 5 en dicha modalidad y dejaba a los anfitriones con la necesidad de derrotar a los valencianos por más de tres juegos de diferencia en la partida decisiva de Llargues que se jugaba a partir de las 15,30 horas. Al mediodía ya se respiraba en la delegación valenciana la alegría de una próxima victoria que sin embargo, nadie podía imaginar que costaría tanto unas horas después. Momentos dramáticos Los pelotaris valencianos entraron en la cancha sorprendidos por la gran cantidad de público que se había agolpado para presenciar la final. La prensa deportiva belga ha animado la competición como no se recordaba por estos lares. Algun aficionado local proponía para la revitalización de este deporte que siempre hubiera competiciones internacionales. Comienza a descubrir el valor de estos eventos.

Pigat se había decidido por lo que el considera armada invencible , con Malia, Martínez, David, Santi y Mario con Jan en el banquillo. Los comienzos no pudieron ser más dramáticos pues los belgas ofrecian unas prestaciones del ciento por ciento, sin fallar ni una en el saque, ni en el resto ante el asombro de los propios belgas y no digamos de los valencianos, que no acababan de entender el nivel de sus rivales. La situación se tornó dramática cuando los locales colocaron un 4-0 en el marcador. Los nervios parecían atenazar a un Santi que había estado sensacional; a un Mario como desorientado e incluso a un Malia que en un juego lanzaba en el saque dos pelotas fuera del terreno. Y sin embargo jamás perdieron la fe; se animaban y se conjuraban en remontar la situación. La remontada

Y lo consiguieron. Martínez y Malia sacaron la raza y lanzaron proyectiles que superaban a los restos belgas. Fue algo hermoso, asombroso para los aficionados locales. Del 4 a 0 se pasó al 4 a 1 y después, al 5-1. Hubo que mantener la calma y la serenidad para para conseguir dos juegos que nos sumaran el punto decisivo al restárrselo a los belgas.

Y entonces a la eficacia de los saques se unió la de los restos y se ganaron dos juegos. Con el 5 a 3 se conseguía el punto decisivo y los jugadores y aficionados se lanzaron a abrazarse. El objetivo de ser campeones absolutos de Europa estaba logrado y ahora se trataba de rematar la faena ganando a la selección belga, de profesionales, que ganan decenas de miles de euros anuales, en su propia cancha, ante su público, superando las presiones que ustedes pueden imaginar.

Y en el juego siguiente además un 40 a 30 a favor de los valencianos. La igualada estaba en la mano pero un arbitro francés, el mismo que atracó a los valencianos en el de Europeo del 94 en Francia, se encargó de cortar las alas. Le pitó dos faltas de saque a Martínez por pisar la raya, y lo hizo después de que el resto belga fuera incapaz de restar la pelota. Así, con toda la cara del mundo, sin inmutarse. Ya era sintomático que justamente en esta partida los arbitros fueron de la comarcaÉno eran ni italianos ni holandeses. Tenían que ser de lengua francesa. Explosión de alegría La indigna decisión arbitral, que asegura el título europeo de llargues para Bélgica no impidió que los pelotaris valencianos y sus seguidores celebraran el título absoluto. Lloraban como niños, un grupo de deportistas que han sufrido durante meses, que han sabido crear equipo, que se han creído capaces de realizar una hazaña en el país más poderoso del juego de pelota a largo. Y pueden sentirse orgullosos por haber hecho vibrar a decenas de aficionados que se han acercado hasta aquí, algunos hijos de emigrantes que no han dudado en levantar la señera en señal de júbilo. La selección llegará hoy a mediodía.