Entrevista | Manel Loureiro Escritor, ganador Premio Fernando Lara 2024

Manel Loureiro: "Para sorprender hay que ser un tramposo y un trilero"

Premio Fernando Lara de novela, « Cuando la tormenta pase» es un thriller de venganzas y crímenes protagonizado por un escritor atrapado en medio de la tempestad

Manel Loureiro, ganador del Fernando Lara de novela

Manel Loureiro, ganador del Fernando Lara de novela / Jose Manuel López

Amparo Barbeta

Amparo Barbeta

Pide a quien lea su libro que no haga spoiler. ¿De qué quiere que hablemos?

Los thriller son mecanismos de relojería. Todas las piezas tienen que encajar a la perfección. Todo se basa en la sucesión de revelaciones, misterios, enigmas, de respuestas a esos misterios, de sorpresas y de cosas que te tienen que llevar para estar con la ansiedad contenida hasta la última página. Si tú coges y cuentas parte de esas sorpresas, estás arruinando la experiencia de los que vienen detrás. Si saben desde el principio qué es lo que hay en el fardo, si saben quién es el asesino, si saben qué es lo que va a pasar o cuáles son los principales puntos de giro que va a aparecer ya no es lo mismo. Pregunta lo que quieras que yo sabré dónde tengo que frenar.

Sí le diré que su capacidad para inventar no tiene límites. 

Me gusta dar vueltas a la tuerca. Los lectores hoy en día son muy listos porque habéis leído muchísimos libros y visto muchísimas pelis y series por lo que estáis acostumbrados a los giros. Si quieres sorprender, tienes que hacer otra cosa. Tienes que, o bien sacarte trucos nuevos de la manga o bien utilizar trucos viejos pero sin que se note cómo se hace eso. Hay que ser un tramposo, un trilero. Yo hago que estés mirando a esta mano mientras estoy haciendo el truco con ésta y eso se hace con una gran planificación previa de cómo va a funcionar la novela. Esta es una novela trazada en ondas. Cada 3000 palabras más o menos, o unas ocho páginas aproximadamente, hay una revelación, un punto de giro para que no bajes la tensión y sientas una patada hacia adelante. Hay otros muchos recursos para generar ese ese juego con el lector, pero evidentemente tienes que contar una buena historia con nivel. 

Me quedo con lo de un tramposo y un trilero.

No estoy descubriendo ningún secreto de Estado. Puedo contarte cómo lo hago, pero después yo tengo que hacerlo. Mi trabajo es ser capaz de hacer que esos engranajes funcionen. Y esa es la dificultad, el conseguir que todo esté en el aire y al final las promesas, las dudas y los enigmas tengan respuesta. Cuando incorporas muchas cosas, corres el riesgo de que se te escapen de las manos.

Manel Loureiro, durante la entrevista

Manel Loureiro, durante la entrevista / Jose Manuel López

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En una historia, llamémosle macabra, ¿dónde se pone el límite?

No escribo nada que haga que se sienta excesivamente incómodo el lector . ¿Mis límites? No describiría una violación con pelos y señales. Me parecería horrible. Sería prácticamente como ser un violador. Si lo necesita la historia, no me quedaría más remedio, pero procuraría modularlo. Hay cosas que suponen un reto. Por ejemplo, en esta novela, uno de los protagonistas es Diego, un chico con una discapacidad intelectual y ha sido un reto porque las posibilidades de meter la pata eran enormes porque tenía que quedar muy bien retratado y generar empatía, porque al ser diferente, le hacen de menos pero Diego ve y escucha más cosas que el resto con lo que es un secundario que acaba siendo un protagonista. Construir bien este tipo de personajes es importante .

¿Qué le inspiró esta historia?

No lo sé muy bien. Surgió la historia a la vez que el escenario. Me fascinan los sitios rurales y pequeños. Me encanta el costumbrismo porque es donde están los escenarios más potentes y los personajes mejor dibujados. Había una historia que me daba vueltas en la cabeza desde hacía tiempo que eran esos enfrentamientos larvados que existen en el rural y que de vez en cuando explotan. Todos conocemos pueblecitos donde hay un par de familias que no se hablan desde hace generaciones porque están encabronadas. De vez en cuando pasa algo que hace que alcance un nivel explosivo y entonces es cuando saltan a la prensa. De repente hablas de Fago, de Puerto Hurraco, de sitios que no deberían ser conocidos y que se transforman en un símbolo de esa violencia rural. Pero en un pueblo pequeño es inevitable que ese roce genere tensión. Me apetecía contar una historia que fuese sobre eso pero en un entorno donde el protagonista, alguien ajeno que llega allí, no pudiese hacer cualquiera de las dos cosas que haría cualquier persona con dos dedos de frente si se ve en una situación así, o salir corriendo o avisar a la policía. Y Roberto Lobeira cuando llega a Ons, está atrapado en una isla porque hay una tormenta que ha inutilizado el único muelle. No puede salir de la isla y las autoridades no pueden llegar. Y encima, además, se va a ver cada vez más y más y más implicado en ese enfrentamiento, en esa historia del cual él es el detonador inconsciente, porque es periodista y tiene la puñetera manía de preguntar y repreguntar. Y ese espíritu de periodista le lleva a meterse en un montón de líos.

En su novela hay mucho odio, rencor, codicia y sed de venganza.

Son dos familias implacables, determinadas, egoístas y bastante cabronas. Llevan jugando a un juego de ajedrez desde hace muchos años y quedan pocas piezas encima del tablero y cuando aparece una pieza extraña, de repente, todos quieren hacerse con ese alfil extra que puede hacer que se gane la partida. No son conscientes ninguno de ellos de que las cosas están a punto de desmoronarse por completo.

Galicia vuelve a ser el escenario de su historia ¿es dónde más a gusto se siente?

Porque es el entorno ideal para transformar el escenario en protagonista de la historia por sus bosques verdes densos, ese clima húmedo, lluvioso, con niebla que te envuelve, que te atrapa. El carácter... Todo el mundo tiene un secreto. Hay mucha capa extra por ese folclore gallego que lo impregna todo de alguna manera y que acaba traspasando. El protagonista de Cuando la tormenta pase es una persona extraordinariamente racional, no cree ni en fantasmas ni en maldiciones, pero llega a un sitio donde de repente están pasando cosas que él no entiende y piensa que puede haber una mano humana detrás.

Encajarlo todo es un trabajo de orfebrería.

Me gusta tener un esquema previo. Saber dónde empieza la historia y dónde termina. Dónde voy, cuáles son los principales puntos de giro y los momentos en los que la historia va a tomar una dirección u otra. Dejo espacios intermedios que se rellenan solos. Para que un libro enganche tiene que arrastrar de manera instintiva a los lectores. Trabajo con con dos monitores y una pizarra. 

Su protagonista es un escritor que decide aislarse en la illa de Ons. ¿Hay algo de autobiográfico en el personaje?

Hay similitudes, pero no tantas. Cuando hago el primer esbozo de una historia necesito ponerle cara a los personajes y utilizo caras conocidas, y la cara del protagonista era la de Roberto Leal que es amigo mío. Si yo fuera el protagonista de la historia, en cuanto me apareciese la primera cabeza de conejo en la puerta, cerraba, me iba y me perdía una aventura maravillosa.

"Espero que Hacienda haya gastado su parte de manera sensata porque yo la mía no la he tocado todavía"

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¿Qué supone ganar un premio como el Fernando Lara?

Mucho, porque lo ha ganado gente como Umbral, Terenci Moix, Sánchez Dragó, Zoe Valdés, Nativel Preciado, Lorenzo Silva.... Es una sensación de orgullo enorme. El síndrome del impostor siempre está ahí, flotando de fondo, pero sí que lo amortiguas mucho. Después de 18 años escribiendo tienes la sensación de que ya no te vas a ir y que este es tu sitio . Aunque sigo colegiado, ya no digo que soy abogado, ya digo que soy escritor. Sé que a partir de este momento todo lo que escriba va a ser examinado con una lupa muchísimo más fina pero es lo que hay. 

¿Ya ha invertido los 120.000 euros?

Espero que Hacienda haya gastado su parte de manera sensata porque yo la mía no la he tocado todavía.

Después de 10 novelas, ¿sentía que esta era especial ?

Me pasa con cada libro. Y eso significa que el siguiente va a ser mejor, porque significa que todavía tengo margen de mejora, que todavía sigo aprendiendo cosas, que todavía me sigue entusiasmando.

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