Entrevista | Jesús Cintora Pérez Periodista

"Hay una pandemia de bulos y desinformación y el antídoto es el periodismo"

El periodista de Ágreda presenta su último libro "El precio de la verdad" en la Sala Russafa de València, a las 19 horas, del miércoles 29 de mayo

La presentación es en formato coloquio junto al juez Joaquim Bosch, el periodista Miquel Ramos y la política Gloria Marcos

El periodista Jesús Cintora, junto a las portadas de su nuevo libro, "El precio de la verdad"

El periodista Jesús Cintora, junto a las portadas de su nuevo libro, "El precio de la verdad" / Levante-EMV

¿Cuál es el precio de la verdad para un periodista o para la ciudadanía, que al final es la gran perjudicada de que la verdad tenga un precio? 

A mí me gusta, y creo que es muy necesario, hacer periodismo para la ciudadanía o periodismo para el pueblo, más que para los políticos o los poderes económicos. Esto hay que reivindicarlo. En el libro ["El precio de la verdad"] he intentado hacer una reflexión sobre la importancia que tiene el periodismo y la situación en la que estamos. Ahora mismo hay una pandemia de bulos, de desinformación y de incultura tremenda. Y soy de los que cree que el periodismo es un antídoto, es un oficio y una necesidad en defensa propia para la ciudadanía, para enterarse de lo que pasa. Porque los ciudadanos tienen derecho a saber lo que ocurre. Independientemente de que hay veces que al poder político, al poder económico, le interesa la propaganda más que el periodismo. Les interesa más que se cuente lo que a ellos les interesa más que lo que ocurre. Pero la ciudadanía tiene derecho a saber lo que ocurre. Aunque no me gusta generalizar. No estoy hablando de toda la política, ni de todo el periodismo. ¿De acuerdo? Pero sí que en esta pandemia de bulos, de desinformación y de incultura sí que creo que es necesario el periodismo en defensa propia. Por supuesto que hay malos hábitos en el periodismo, pero es absolutamente injusto criminalizar todo el edificio porque es un oficio muy necesario. Y es necesario hacer periodismo para la ciudadanía, para el pueblo y no para los políticos o para los poderes económicos. Que a ellos les interesa que se haga más un periodismo que cuente lo que a ellos les interesa, más que lo que ocurre. 

Los grandes medios audiovisuales le han cerrado las puertas, pero usted se ha abierto ventanas en las redes sociales que suman más de un millón de seguidores, además de los cinco libros que ha escrito ¿Llega más al público a través de estos medios? 

No sé si es porque vengo de una tierra de maratonianos o mediofondistas, pero yo intento seguir corriendo a pesar de todos los codazos y zancadillas. Al final soy un presentador de radio y de tele al que no le permiten desde hace casi tres años presentar en radio y tele que es aquello para lo que me formé y me especialicé con programas como "Las mañanas" de Cuatro, "Las cosas claras" o "Carretera y manta"... Pero llevo casi tres años en los que no me dejan hacer esto. Aunque vengo de la cultura de una familia en la que si te cierran una puerta te abres una ventana. Entonces me abrí el canal YouTube donde hay más de 100.000 suscriptores. Tengo las redes sociales. Este es el quinto libro que escribo. Intento buscar los recovecos en este país, que dicen que es tan democrático, pero en el que no me están dejando trabajar con normalidad. Esa es la realidad y yo no tengo una condena por mentir, ni nada de esto. Por eso agradezco esta entrevista. A mí me encanta leer la prensa local, al igual que la prensa nacional. La comparto en mis redes desde hace años, pero me encuentro con que hay una especie de vacío... A veces hay gente que cuando te ve más abajo, no creas que te tienden la mano para intentar levantarte. Hay quien intenta machacarte del todo. Esa es la realidad.

Pero también logra algo mágico: interactuar con sus seguidores, lectores... En las presentaciones de sus libros plantea diálogos con los asistentes. ¿Que ha aprendido de todas esas charlas?

En este país tenemos un centralismo tan absurdo que se desprecia el periodismo que se hace en los territorios. Y aprendí de ese periodismo local, que hice en mis inicios, a estar más cercano a la ciudadanía; a esa radio en la que la gente llamaba; a esa rueda de prensa en la que te cruzabas la ciudad con una grabadora y te ibas parando a hablar con la gente que te contaba o podía contarte otra noticia... Ese periodismo local que está más cercano a la ciudadanía. En estas charlas el periodista tiene la obligación de escuchar a la ciudadanía, de atender a sus preguntas. Se aprende un montón. Al viajar para presentar los cinco libros que llevo ya, me está permitiendo aprender un montón. Cuando viajas te das cuenta de la enorme suerte que tenemos de vivir en un país tan plural. Es bueno hacer estos actos, escuchar a la gente, viajar para ver las realidades que ocurren. Permanentemente, nos quieren hacer ver que España es solo lo que pasa en Madrid. Y eso es ridículo y enfermizo.

El periodista Jesús Cintora.

El periodista Jesús Cintora. / Levante-EMV

¿Cómo luchar contra los sesgos informativos? ¿El mayor éxito para un periodista es que acudan a él o ella personas de todo tipo de ideologías para informarse?

Creo que las líneas editoriales diversas son sanas y razonables. Pero hay una cosa que es fundamental y que es intocable: la verdad. Las opiniones son respetables, aunque yo no acepto aquellas que vulneran los derechos humanos o que son homófobas, racistas, machistas... Pero hay una cosa troncal e intocable: la verdad. A partir de ahí, es razonable que haya líneas editoriales diversas. El problema está, creo yo, cuando la ciudadanía consume medios de comunicación únicamente para que le cuenten lo bueno de su partido y lo malo del partido rival. Una pluralidad de medios es buena, porque la sociedad es así. Habitualmente convivimos en vecindarios, en trabajos en barrios donde hay gente de izquierdas, de derecha, de centro, anarquistas y lo que sea y convivimos. La vida es eso. Aunque la polarización que tenemos hoy en día es una especie de epidemia para tenernos atontados y caer más en el enfrentamiento que en buscar soluciones en común.

¿No tiene la sensación que la actualidad es tan trepidante que no nos da tiempo a profundizar en los temas? ¿A pensar y no "piensar", como sugiere en su libro?

En el tiempo que vivimos todo tiene que ser muy rápido. No se lleva reflexionar y si te fijas en temas, la actualidad dura una semana y después se olvidan. Hay casos en Valencia muy evidentes: los escándalos de [Eduardo] Zaplana, con la gravedad que tienen que son un juicio a un régimen, a una forma de hacer, clientelar, corrupta... Y pasan los años -que esa es otra: la lentitud de la justicia-, y parece que hay gente como que lo ha digerido y lo ha expulsado. Como que lo perdonan. Es tremendo. Con el tiempo los temas dejan de escandalizar. Hay casos y noticias que llevan una semana y después pasamos a otra, y no se reflexiona. En las redes sociales prima el consumo rápido, sin reflexión, en la superficialidad. Y hay otro aspecto muy importante: el entretenimiento. Se fomenta una sociedad que esté más en el entretenimiento que en la información. Yo hablo de pensar y de "piensar" como una diferencia entre la importancia que tiene tener criterio y pensar por uno mismo. Mientras que se fomenta el hecho de que la gente esté más en el pienso, en el pesebre, en la tolva, más en que le den ya masticado aquello en lo que tiene que pensar. No pensar por sí mismo... Hay gente que se acerca a los medios para que le den la razón, para que le reciban en sus ideas y le digan lo que es bueno en su partido y lo malo del partido rival. Y sí que estamos en una sociedad con cada vez menos criterio propio. Se pretende que la sociedad esté más aborregada. Aunque hay una clave importante: el mundo se cambia con planes educativos, pero no interesa. Creo firmemente en la educación, en la cultura y en el periodismo. El mundo cambiaría con planes educativos, pero no interesan. No interesa tener a la gente con un criterio propio y que piense por sí mismos. 

Parecía que estábamos vacunados contra la corrupción tras las Filesa, Gürtel, los ERE... Pero han sido sustituidos por los Koldos, Erial, el caso Azud... ¿Hace falta una estrategia creíble y seria del Gobierno central contra la corrupción?

Se llega al punto tan absurdo de que habiendo casos de corrupción como los ERE de Andalucía, el caso Gürtel, el compañero sentimental de Ayuso, el caso Koldo... Se tiende a que haya una ciudadanía que se tire los trastos a la cabeza con uno u otro no. El "y tú más"... "Y tú los ERE y tú la Gürtel"... Cuando lo lógico sería que todos condenáramos esos casos y todos quisiéramos que se hiciera justicia y cuanto antes mejor. Pero se tiende a ese enfrentamiento en vez de resolver el asunto. Es absurdo y ridículo. Porque al final te han robado lo que es tuyo, tanto los de los ERE como los de la Gürtel, como [Jordi] Pujol que sigue impune. ¿Qué pueden hacer los Gobiernos para combatir la corrupción? En España se puede trabajar en la justicia porque tenemos un sistema judicial muy en entredicho. Y en la parte periodística hay periodistas de investigación que sinceramente han hecho una labor encomiable por investigar la corrupción. Y, sin embargo, está peor visto o se criminaliza más o está mal visto el periodismo crítico, el periodismo que investiga y se fomenta más el periodismo de entretenimiento. Que a veces ni siquiera es periodismo. Se criminaliza la investigación o el periodismo crítico y se fomenta el entretenimiento. En la parte periodística habría que reconocer y fomentar ese periodismo de investigación que es tan necesario para que una sociedad mejore. Y ya en el debate político que haya un debate más noble y que la condena sea para quien la haga, siempre y en todos los casos. 

Explíquenos el por qué de la elección de los tres colaboradores que le acompañarán en la presentación del libro: Joaquim Bosch, Miquel Real y Gloria Marcos.  

Es un acto bonito e interesante que la gente pueda venir y pueda preguntar y hacer un coloquio... Son colaboradores de "las mañanas de Cuatro" y de "Las cosas claras" en TVE. Además, hay gente que en épocas de vacas gordas el teléfono sonaba más. Pero luego desaparecen con las vacas flacas. En el caso de Gloria, de Miquel y de Joaquim Bosch es gente con la que he mantenido un contacto. Es gente valenciana que conmigo se han portado humanamente de forma estupenda... Y para mí visitar Valencia es una ciudad a la que vengo con un enorme cariño porque siempre me ha acogido con los brazos abiertos. Y hacemos este acto para que la gente pueda preguntar, para compartir un rato y hablar de la actualidad, de la justicia, del periodismo, hablar de la política. En estos tiempos en los que hay una pandemia de desinformaciones, de bulos... Se trata de que la gente sentido crítico. El periodismo es un oficio absolutamente necesario en la sociedad, aunque se intenta desprestigiar o nosotros también lo desprestigiamos. Pero es enormemente necesario, en defensa propia para combatir los bulos y la desinformación interesada. Hay gente que está cada día su trabajo y contar lo que pasa, no lo que interesa a gente chunga. 

Y encima viene a Valencia que, como decía una pintada, "en Valencia la corrupción, como las paellas, como en ningún sitio".

La Comunitat Valenciana, que tiene un montón de cosas positivas, tuvo una enorme mascletà de casos de corrupción. Y lamentablemente ha ido pasando el tiempo. Los juicios se han retrasado un montón. Hay gente que políticamente parece que ha dado como amortizada esa corrupción, cuando no se ha recuperado el dinero en bastantes casos. No se ha hecho justicia todavía. Ha pasado demasiado tiempo para que hubiera juicios. Y claro, ese paso del tiempo parece que es visto como una especie de aquí paz y después gloria. Todo se olvida. Creo que el sistema tiene mucho que mejorar. Sin embargo, creo que nos debe llevar a la reflexión en defensa de lo público, no solo en casos de corrupción sino en defensa de lo público con nuestra sanidad, con la educación... En un tiempo en el que hay derechos conquistados, que costaron mucho tiempo conquistar y que están amenazados, como la propia lengua, el territorio, la cultura, la memoria histórica... Valores que están ahí, que son muy nobles, valores públicos a defender y que están amenazados.

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