Levante-EMV

Levante-EMV

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Elísabet Benavent: "Soy muy autoexigente y un poco Sor Angustias, pero estoy aprendiendo a despreocuparme"

La autora de la saga de Valería afirma que cree en "la magia de lo imperfecto"

Elísabet Benavent ha vendido más de 2 millones de ejemplares de sus libros. paco navarro

No vive en una nube, pero casi. Elísabet Benavent (Gandía, 1984), aunque encerrada en casa, está muy feliz. Su último libro, «Un cuento perfecto», está siendo todo un éxito de ventas y ayer se anunció que «Valeria», la serie de Netflix basada en cinco de sus libros, se emitirá en más de 190 países a partir del 8 de mayo. En «Un cuento perfecto», la valenciana, reivindica el papel activo de la mujer en su felicidad. Y para ello, reflexiona con ironía y humor acerca de las imposiciones sociales, la presión grupal y la autoexigencia. Uno de los mensajes que trasmite es que ni la felicidad está donde los demás nos dicen ni el éxito en la vida es el mismo para todos. Desde Madrid, donde vive hace ya trece años, atiende a Levante-EMV.

Decretaron el estado de alarma justo cuando usted iba a presentar su libro, «Un cuento perfecto» en València.

Pues sí, presentamos la novela en Madrid cuando sentíamos que la crisis aún nos era un poco lejana, pero una semana más tarde ya estábamos cancelando firmas. Temíamos caer en el alarmismo pero no. Ahora me alegro de haberlo hecho. Tenemos toda la gira de firmas en el aire, pero lo primero es lo primero.

No me resisto, ¿cómo sería su cuento perfecto?

Creo firmemente en la magia de lo imperfecto, así que mi cuento perfecto tendría que ser sobre todo real. Sin artificios. Lo realmente especial brilla más cuánto menos lo adornas.

¿Todo cuento debe o debería tener un final feliz?

No es necesario. Que algo no tenga un final de los de 'fueron felices y comieron perdices' no significa que haya estado desprovisto de amor o de magia. A veces, en la vida y en la literatura, con quererse no es suficiente para que sea viable. Y no pasa nada.

¿Qué se podría hacer para que, todavía hoy, muchas niñas quieran ser princesas y sí sueñen con algo más real?

No creo que hoy en día todas las niñas quieran ser princesas. Las niñas quieren ser princesas, astronautas, científicas, artistas, aventureras, piratas, brujas o pilotos de carreras. Lo importante es que sepan, siempre, que pueden aspirar a ser quienes quieran ser y que crezcan en una sociedad que no les imponga restricciones de género.

¿Qué es para Elísabet Benavent la felicidad?

Siempre he creído que la felicidad es como un mural compuesto de pequeñas teselas que se van añadiendo poco a poco. No es perpetua ni continua. Son momentos, estallidos de calma, de risa, de luz.

¿Dónde o cómo se debe buscar la felicidad?

Supongo que es la gran asignatura pendiente del ser humano. No tengo una respuesta en firme para esta pregunta; todos estamos en su búsqueda continua. Creo que hacer las cosas desde el corazón, aceptarse a uno mismo, con sus luces y sus sombras, y rodearse de gente buena, es un buen comienzo.

¿La autoexigencia es el mayor lastre con el que convive el ser humano?

Quizá no sea el mayor, pero desde luego es un lastre. Una voz que te dice continuamente que tienes que esforzarte más, al doscientos por cien, no deja de ser un megáfono que alimenta nuestra inseguridad. Está bien ser exigente con uno mismo, tener capacidad de autocrítica y voluntad de esfuerzo, pero a menudo nos dejamos llevar hasta el extremo.

Y usted, ¿cómo se maneja con ella y sobre todo, cómo ha aprendido a convivir con ella?

Soy muy autoexigente, no lo puedo negar. Un poco Sor Angustias, la verdad. Pero si he aprendido algo estos años es que, nada como intentar hacerlo todo perfecto, para no disfrutar como se debe de cada paso. Estoy aprendiendo a soltarme un poco más, a despreocuparme y relajarme. A menudo sufrimos de más por situaciones que jamás se darán.

Para usted qué ha sido más difícil ¿conseguir o mantener el éxito?

Me considero una persona afortunada; alguien confió en mí cuando empecé y publicó mi libro y, por otra parte, un montón de chicas leyeron mi novela, la de alguien completamente desconocido, y la recomendaron haciendo más y más grande el fenómeno Valeria. Intento compensar esos golpes de suerte con esfuerzo y entrega. Creo que para conseguir y mantener, ya no el éxito en sí, sino aquello con lo que has soñado siempre, que en mi caso es escribir, la suerte es importante, del mismo modo que lo es que el trabajo la respalde.

Netflix estrena el 8 de mayo la serie basada en su saga Valeria. ¿Nerviosa?

Nerviosa, por supuesto. Pero son unos nervios preciosos. Mariposas en el estómago. Es como enamorarse de pronto. Son muchas emociones alrededor de un solo proyecto y eso da vértigo pero también mucha esperanza. Este proyecto surgió de una manera natural. Cuando lo imaginé en mi cabeza era una serie que bebía mucho de otras que yo estaba viendo cuando comencé a escribirla. Tiene tintes de «Sexo en Nueva York» y de «Girls».

¿Imaginó alguna ve, ver trasladada su escritura a la televisión?

Nunca. Siempre pensé que era demasiado difícil como para ni siquiera soñarlo. Pero al parecer me equivocaba.

Compartir el artículo

stats