Durante más de 40 años, la «Comicguía» llegó de manera espaciada (primero tres veces al año, después dos) pero puntual a un pequeño y fiel grupo de privilegiados que sabían que aquella era la biblia artesanal de la historieta, en offset y sin informática de por medio. Nacido en 1976 cómo catálogo cómics extranjeros que se podrían adquirir en la Librería Telio de València, este fanzine fue un referente para los amantes de las viñetas, un lugar en el que el contenido era más importante que el continente, una «humilde revistilla», la llamaba su autor, que no iba a morir «mientras quede un sólo lector». Y ese último lector fue él, el autor, Francisco Tadeo Juan, quien falleció el pasado 26 de diciembre en el Hospital Clínico a los 82 años.

Músico de profesión, escritor y aventurero, durante años Tadeo Juan colaboró con Levante-EMV informando sobre tebeos y trabajando en la monografía Historia del tebeo valenciano. Él, recordaba ayer el no menos experto en cómics Álvaro Pons, fue uno de los primeros libreros de València que prestó atención a los dibujos que, con o sin texto, cuentan historias como si fueran relatos escritos.

«Fue un pionero -indicaba Pons, sorprendido al conocer la noticia-. Hace mucho que no se dejaba ver. Tenía una salud delicada. Lo recuerdo como una persona muy endeble, que parecía que se iba a romper».

Hijo de actor y nieto de un comediógrafo, experto en la figura de Blasco Ibáñez (al escritor le dedicó un número especial de la «Comicguía» en 2016), Francisco Tadeo Juan vivió en Argentina y al regresar fundó junto a Mariano Ayuso los fanzines «Comics Camp Comics In» (1972) y «Sunday» (1976) y ese mismo año la «ComicGuía».

El fanzine -«La revista más pobre del mundo, pero la más rica en amigos», según proclamaba en su portada-, tenía suscriptores en toda España, y también en Portugal, Italia o Argentina, entre otros países, iba dirigida tanto estudiosos y especialistas en cómic, como a simples aficionados. «Gente que se preocupaba por tener buenos análisis y por descubrir detalles hasta ahora inéditos y curiosidades», explicaba Tadeo Juan en una entrevista a este periódico cuando en 2007 la «Comicguía» cumplió 30 años de vida.

La revista intercalaba textos e ilustraciones originales de diversos autores, además de reproducciones de diferentes historietas. Por ella comenzaron a pasar desde el primer momento los grandes nombres del cómic de todo el mundo, pero sobre todo los valencianos, muchos de ellos auténticos desconocidos y que el divulgador se encargó de rescatar. Gente como Bañó, Ambrós, Karpa, Gago, Liceras... «Eran auténticos creadores de primera, pero muchos de ellos no tenían una gran formación cuando empezaron a dibujar. Y cuando la consiguieron, muchos emigraron porque aquí en València se producía mucho pero se pagaba poco».

En 1996 Francisco Tadeo Juan publicó Comicguía. Historia de una revista sobre cómics. Allí repasaba la trayectoria de su fanzine y resumía su filosofía: «Como a mi la comercialidad me importaba un pito, y el comportamiento del artista de cómic me entusiasmaba, traté siempre de buscar a los marginados, olvidados o como se les quiera llamar. Gaucho quijotesco que es uno€ Che, collons».