El descenso de las reservas agrava el deterioro del principal acuífero de la Vall d'Albaida

El embalse de Bellús también empeoró su estado entre 2017 y 2022 y es el único de la demarcación del Júcar que presenta un potencial ecológico "malo", según el último informe de seguimiento del Plan Hidrológico de la CHJ y a la espera del impacto de las inversiones desplegadas por el Gobierno

La principal masa de agua de la Costera mejora su situación, mientras que un informe evidencia el retraso en el cumplimiento de las mejoras programadas en las tres comarcas

El embalse de Bellús, en una imagen de hace unas semanas.

El embalse de Bellús, en una imagen de hace unas semanas. / Perales Iborra

Sergio Gómez

Sergio Gómez

El último informe de seguimiento del Plan Hidrológico del Júcar pone el foco en el deterioro de la principal masa de agua subterránea que abastece a la Vall d'Albaida como consecuencia del descenso cuantitativo de sus reservas.

Este es uno de los tres acuíferos de la demarcación del Júcar que han experimentado un empeoramiento de su estado de salud global respecto al diagnóstico del plan hidrológico aprobado en 2015, junto a los de Alarcón y Salt Sant Cristóbal, según la exhaustiva radiografía publicada hace unos días por la Confederación Hidrográfica del Júcar (CHJ), que se apoya en datos del año 2022.

La masa "Valle de Albaida" suspendió el test de balance hídrico en la última evaluación, al arrojar una tendencia de recursos descendente en las mediciones piezométricas, junto con un índice de explotación elevado. El acuífero es, además, uno de los nueve tampoco ha superado el examen que mide el estado de los ecosistemas dependientes asociados a sus aguas subterráneas, lo que apunta a la presencia de hábitats deteriorados.

Esta masa de agua ocupa el valle de Albaida y limita con la Serra Grossa y la sierras de la Filosa, el Benicadell, Falconera y Ador, abarcando una gran cantidad de términos municipales en el perímetro comprendido desde Quatretonda-Lluxent hasta las proximidades de Caudete, incluyendo el embalse de Bellús.

Este pantano también destaca en el informe de seguimiento del Plan Hidrológico porque es el único de toda la demarcación que empeoró su estado global en 2022 respecto al año 2017. El embalse de Bellús presentó un potencial ecológico "malo" debido al incumplimiento de diversos factores, cuando en la anterior revisión anual la catalogación fue algo más benévola y le otorgó un "deficiente". En cualquier caso, la CHJ ha puesto en marcha en los últimos años diferentes iniciativas que deberían poner remedio a esta situación.

La semana pasada se presentó el proyecto de creación de un gran cinturón verde para mejorar la calidad del agua del embalse con la reforestación de 126 hectáreas y la plantación de 47.000 ejemplares de árboles y arbustos que actuarán como "filtro ecológico". Además, se contemplan despesques masivos de fauna debido a la excesiva concentración de peces en el pantano, junto a otras medidas para revitalizar el enclave, tradicional foco de problemas y conflictos en los municipios que lo rodean.

En cambio, la masa de agua de la Serra Grossa, que abarca sobre todo territorio de la comarca de la Costera, pero también de parte de la Vall, se sitúa entre los cuatro acuíferos que mejoraron su estado global, junto a las de Lezuza, Arco de Alcaraz y Baix Vinalopó. Estas tres últimas masas subterráneas registraron una mejoría en su estado químico, mientras que la de la Serra Grossa salió de la zona de riesgo como consecuencia del incremento cuantitativo de sus recursos hídricos.

Los ríos Albaida y Clariano mantienen varios tramos en la Vall d'Albaida que presentan un mal estado de salud debido fundamentalmente a la contaminación de sus aguas, que en los últimos años ha generado un deterioro ecológico y un incremento de los niveles químicos. En cualquier caso, esta situación también debería revertirse una vez se materialicen en datos las mejoras anunciadas por el Gobierno con una inversión de 40 millones de euros, que incluyen la remodelación del sistema de depuración de las aguas residuales en la cuenca media de ambos ríos.

Obras con retraso

De momento, la última evaluación del Plan Hidrológico señala el retraso que registraban a 1 de enero de 2023 diversas intervenciones previstas por diferentes administraciones en la Costera, la Canal y la Vall en materia hídrica. La adecuación y reforma de la depuradora de Albaida y la remodelación de los colectores influentes, presupuestada en 1,39 millones, incumplía la programación al no haberse iniciado dentro del plazo marcado. Lo mismo ocurre con el proyecto de modernización de regadíos en la Costera o la actuación ambiental en el entorno de Bellús.

Por otra parte, el informe recoge la incorporación de 15 municipios de las tres comarcas al catálogo de zonas vulnerables a la contaminación de las aguas nitratos, todos ellos relacionados con el embalse de Bellús. En el listado se incluyen Enguera y Moixent por la vulnerabilidad de la masa de agua subterránea del Caroig Sur, a la que están asociadas.

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