La dueña de la nave abandonada de Xàtiva en la que murió un sintecho ignora la primera multa

El consistorio impone a la empresa de Girona propietaria de la antigua fábrica de ataúdes una segunda sanción por no actuar para eliminar el peligro de desprendimientos y limitar el acceso al complejo

La antigua fábrica de ataúdes en la subida de Bixquert de Xàtiva.

La antigua fábrica de ataúdes en la subida de Bixquert de Xàtiva. / Perales Iborra

Sergio Gómez

Sergio Gómez

El Ayuntamiento de Xàtiva ha impuesto una segunda multa coercitiva de 1.224 euros a la empresa propietaria de la antigua nave abandonada de fabricación de ataúdes en la que murió una persona sin hogar en 2021 como consecuencia del peligroso estado de conservación que presentan las instalaciones, ubicadas junto a la carretera que va de la fuente de los 25 chorros a Bixquert.

El 2 de abril de este año, el consistorio castigó a la mercantil Pla de Torrent, SL -radicada en Girona y dedicada a la realización de toda clase operaciones inmobiliarias- con una primera sanción por no atender los requerimientos que le exigían la ejecución de trabajos encaminados a sustituir o retirar los elementos en peligro de desprendimiento y a limitar el acceso a la edificación para evitar accidentes en su seno.

Transcurrido con creces el plazo marcado de un mes desde que la firma recibió la notificación por correo electrónico sin que la misma haya procedido a cumplir con la orden municipal, la administración local ha procedido a acordar una nueva penalización económica por el mismo importe.

El complejo ha sido objeto de diversos incendios de carácter intencionado en los últimos años. Uno de ellos, en 2022, condujo al Ayuntamiento de Xàtiva a dictar un requerimiento para ordenar a la dueña de la factoría sin uso -que ocupa una extensión de 5.818 metros cuadrados- la ejecución de una serie de obras destinadas a garantizar la seguridad en la parcela en cuestión.

Un informe emitido por la arquitecta técnica municipal tras inspeccionar las instalaciones constató el fácil acceso al recinto desde la vía pública y advirtió de la presencia de elementos constructivos derribados, así como del precario estado del canalón de la instalación de recogida de aguas pluviales y de otras piezas arquitectónicas.

Transcurrido un año de la orden dictada se comprobó que el deterioro de la nave se había acrecentado, a tiempo que se acumulaban los cascotes y la basura por todas partes. La corporación setabense se dirigió de nuevo a la propietaria y le transmitió la necesidad de desplegar obras urgentes para demoler todos los elementos precarios de las construcciones ruinosas, a retirar los elementos impropios, a dejar toda la zona "limpia y en condiciones óptimas" y a evitar el acceso de personas dentro del recinto.

En 2023, la empresa titular dela nave tapió la puerta y la ventana de la oficina para imposibilitar la entrada, a tiempo que levantó un muro de bloques de menos de un metro de altura en el área de aparcamientos. A pesar de ello, un nuevo informe técnico a finales de ese año advirtió de que el acceso desde la vía pública a las instalaciones seguía siendo sencillo para los viandantes de todas las edades, "con el peligro que eso supone".

El conjunto fabril presenta chapas metálicas sueltas e inestables que podrían caer sobre la carretera

Por otra parte, el consistorio observó la presencia de chapas metálicas sueltas e inestables en las distintas edificaciones del conjunto fabril, que podrían caer sobre la carretera, junto con otras "patologías no solucionadas".

Ejecución subsidiaria

Los técnicos municipales valoraron en 12.241 euros el coste mínimo de la intervención exigida a la propiedad. A las dos multas de 1.224 que ya acumula la mercantil propietaria podrían sumarse otras ocho sanciones por idéntico importe si no se inician las actuaciones reclamadas de restauración del inmueble. Si la dueña continúa ignorando las demandas municipales, el ayuntamiento podría proceder a la ejecución subsidiaria de las obras.

En 2021, la antigua fábrica de ataúdes fue el escenario de un triste suceso cuando un chatarrero encontró en su interior el cuerpo sin vida de un hombre desnudo de 40 años de edad, fallecido por causas naturales. El difunto no tenía hogar conocido y solía dormir en el complejo, al igual que otras personas, aprovechando que sus accesos se encontraban libres de obstáculos.

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