Ontinyent

El Gobierno rehabilita al oficial republicano que salvó al abuelo de Vicente Barrera en la guerra

Una resolución declara nula la condena al capitán Antonio Cabida durante la dictadura en Ontinyent y reconoce y repara el daño personal sufrido tras 40 años de lucha de su familia por que se hiciera justicia

Antonio Cabida Soriano, el oficial republicano represaliado en Ontinyent.

Antonio Cabida Soriano, el oficial republicano represaliado en Ontinyent. / Familia de Antonio Cabida

Sergio Gómez

Sergio Gómez

Seis décadas después de su muerte, la familia de un oficial republicano represaliado por el franquismo en Ontinyent ha conseguido un reconocimiento de reparación personal del daño sufrido por parte del Gobierno de España.

La declaración, firmada por el ministro de Memoria Democrática, Ángel Víctor Torres, considera acreditado que Antonio Cabida Soriano padeció una persecución por razones políticas e ideológicas y declara ilegítimas y nulas todas las condenas y sanciones que se dictaron contra él.

Cabida nació en un pequeño pueblo de la provincia de Toledo, pero los derroteros de la Guerra Civil le condujeron hasta Ontinyent en calidad de comisario político del Ejército Popular de la República.

Capitán de Infantería de Carabineros, Cabida ya nunca abandonaría la localidad de la Vall d'Albaida: allí tuvo siete hijos después de encontrar el amor en el Hospital Internacional Militar, en el que trabajó prestando ayuda e instruyendo al personal civil sobre cómo tratar sanitariamente a enfermos, heridos y mutilados.

Pese a su adscripción al Gobierno legítimo de la República, el oficial demostró su humanidad durante los momentos más crudos en la retaguardia. Su intermediación ayudó a, según trasladó a su familia, evitar el asesinato de una madre y de su hijo, el más tarde reconocido empresario José Simó Aynat, abuelo del actual vicepresidente segundo del Consell y conseller de Cultura, Vicente Barrera. Ambos pertenecían a una familia de renombre en Ontinyent en el punto de mira de los milicianos.

Esta versión, sin embargo, no es compartida por la familia Simó, que mantiene que Aynat se salvó de ser asesinado únicamente porque huyó de la localidad y se refugió en una masía en término de Bocairent. "Es falso que el oficial le salvara de la muerte", señalan fuentes de los Simó.

Antonio Cabida Soriano, junto a su mujer, Josefina Casanova, y sus hijos.

Antonio Cabida Soriano, junto a su mujer, Josefina Casanova, y sus hijos. / Familia de Antonio Cabida

El padre de la saga, José Simón Marín, fundó la prestigiosa fábrica de mantas Paduana y murió fusilado en el Picadero de Paterna en 1936 junto a un hermano (ambos vinculados al carlismo) y otro hijo.

Su valiente acción no impidió que Antonio Cabida fuera objeto de la represión y las torturas del régimen franquista una vez terminada la contienda. En 1939 fue detenido y recluido en un campo de concentración, donde permaneció hasta 1941 tras sufrir una tuberculosis pulmonar. El tribunal de la dictadura le acusó de un supuesto delito de celebración de matrimonio ilegal y fue trasladado a la cárcel Modelo de València, donde estuvo hasta julio de 1942, cuando se decretó su libertad provisional.

Cinco años más tarde, Cabida fue nuevamente detenido, procesado por el mismo delito y encarcelado en la citada prisión hasta que, dos meses después, quedó finalmente absuelto y puesto en libertad. Aún así, testimonios familiares relatan que los agentes de la Guardia Civil continuaban acudiendo a su domicilio para trasladarlo a la fuerza al cuartel, donde llegaron a obligarle a ingerir billetes de la República. De forma asidua era devuelto a casa con el rostro ensangrentado, entre otras lesiones y contusiones.

Las torturas no cesaron hasta que José Simó Aynat, el hombre que Antonio había salvado en la guerra, por entonces jefe local de la Falange en Ontinyent, se personó en el cuartel intercediendo por él. "Dejen a esta persona en paz y no le molesten más", espetó el empresario que asumió las riendas de Paduana tras la muerte de su padre.

Entre las dos familias se mantuvo en el tiempo una excelente relación, hasta el punto de que Simó Aynat ejerció de padrino en la comunión de uno de los hijos de Antonio, José Cabida Casanova. Éste estuvo empleado durante mucho tiempo en Paduana y su madre también trabajaba para los Simó.

Los angustiosos episodios sufridos dejaron secuelas en Antonio, que, después de unos años trabajando como herrero, falleció a principios de los 60 a la temprana edad de 51 años.

Fue en la década de los 80 cuando José Cabida Casanova inició un periplo plagado de obstáculos para restaurar la memoria de su padre. Aunque éste, muy conocido en Ontinyent, no ha podido vivir la alegría del reconocimiento, puesto que falleció hace dos años, el empeño de su hijo, el abogado José Cabida, por que se hiciera justicia con el esclarecimiento de la verdad, ha permitido que la anulación de su pena se haga al fin realidad después de ampliar la documentación recopilada por su padre tras una incansable labor de buceo en boletines militares y en archivos de toda España que le condujeron hasta los expedientes judiciales de su abuelo.

Un procedimiento de casi 40 años

Todos los datos recabados fueron remitidos al Gobierno para tramitar la solicitud de restauración de la figura del oficial. "Ha sido un procedimiento que ha durado casi 40 años, con diversas pausas temporales", indica José, que muestra su satisfacción tras comprobar que su abuelo fue protagonista "de unos hechos heroicos".

"A mi padre le hubiera gustado participar en todo esto", recalca el abogado, que relata como, en los años los 80, su progenitor no se desanimó cuando se topó con la negativa del director de la antigua cárcel Modelo a entregarle el expediente relacionado con Antonio Cabida. Ni corto ni perezoso, José se presentó en la sede del PSPV en València para exponer su caso y allí encontró la ayuda de un senador que le subió a su coche oficial y le condujo de vuelta a la prisión. El político reprendió al director por obstaculizar la petición y le instó a entregar a Cabida los papeles.

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