OPINIÓN | MATISOS DISCORDANTS

Doce monumentos en la lista Roja

"Cualquier ciudadano o visitante ha podido acercarse durante meses al espacio del antiguo claustro dominico y contemplar, con sus propios ojos, el lamentable estado del recinto, lleno de vegetación, lonas descolgadas y desprotección de los restos originales, algunos a la intemperie"

El claustro del exconvento de Sant Domènec.

El claustro del exconvento de Sant Domènec. / CÍRCULO POR LA DEFENSA Y DIFUSIÓN DEL PATRIMONIO CULTURAL

Antonio Martí Llinares

El pasado 10 de junio la asociación Hispania Nostra incluía los restos de las alas norte, este y oeste, y del refectorio, del antiguo convento de Sant Doménec en Xàtiva, en la lista roja del patrimonio histórico español en peligro de desaparición, destrucción o alteración esencial de sus valores. La noticia desatacada no era el rechazo del consistorio a la inclusión, por mucho que desde el gabinete de comunicación municipal se insistiera en ello, sino que la ciudad ya tiene 12 monumentos en esta Lista Roja, siendo el segundo lugar con diferencia de la Comunitat Valenciana, detrás de Valencia, con mayor número de bienes incluidos.

Cualquier ciudadano o visitante ha podido acercarse durante meses al espacio del antiguo claustro dominico y contemplar, con sus propios ojos, el lamentable estado del recinto, lleno de vegetación, lonas descolgadas, desprotección de los restos originales, algunos a la intemperie y con un alta probabilidad, si no se actúa pronto, de degradación y desaparición de elementos de este Bien de Interés Cultural, declarado Monumento Histórico-Artístico Nacional en 1982 –hace más de 40 años-. Estos y no otros, han sido los motivos que han llevado a la asociación de ámbito nacional Hispania Nostra a incluir este espacio en su Lista Roja. Y además, de manera contrastada, a través de un comité científico que analiza y valora las diferentes solicitudes de la ciudadanía y de asociaciones de la sociedad civil defensoras y vigilantes del estado del patrimonio cultural en las ciudades y lugares, que conocen, aprecian y no quieren que se pierda.

Por ello, produce cierta vergüenza que desde el ayuntamiento de Xàtiva se acuse de intencionalidad política a una prestigiosa asociación que lleva, en una loable actuación desde el año 1976, luchando por la preservación del extenso patrimonio cultural español en peligro y que incluso ha abanderado campañas de micromecenazgo para la restauración de monumentos olvidados por todas y cada una de las administraciones competentes. Es la misma mediocre y desfasada costumbre política de «matar al mensajero», que ya hizo con la asociación Círculo por la Defensa y Difusión del Patrimonio Cultural Valenciano, cuando ésta denunció reiteradamente el crítico estado, por ejemplo, del castillo de Xàtiva, entre otros monumentos de la ciudad. El máximo responsable municipal, que representa además a la ciudad, debería poner ciertos límites a su gabinete de comunicación – que anuncia, además que declina la respuesta en este tipo de cuestiones en el futuro (sic)- y no autorizar, siendo cómplice, estas prácticas que arrastran hacia el ridículo a una ciudad que en el ámbito del patrimonio histórico cultural valenciano y español, por su destacado legado, siempre fue una referencia.

Más le valdría al equipo de gobierno municipal intensificar sus esfuerzos para conseguir, de una vez por todas, que fructifiquen las solicitudes de financiación para la restauración del claustro y el refectorio, ante las administraciones que si pueden concederla, ya que la última actuación de envergadura finalizó en el año 2013. Y mientras tanto, porque esto si es de su competencia y entra dentro de su capacidad, aplicarse en mantener limpio el recinto de vegetación, actuando periódicamente, reparando las lonas o sustituyéndolas en caso de degradación e instalar cámaras de vigilancia para denunciar posibles actos delictivos en el monumento y en su entorno de afección, renovando, igualmente, de manera respetuosa y sostenible las conducciones de servicios que atraviesan el monumento para evitar las lamentables imágenes de miles y miles de litros de agua fluyendo, desde un reventón de la red municipal de agua, entre las estructuras históricas originales del lado oeste del antiguo claustro, o vigilar, con patrullas policiales, para que la vía de acceso exterior al claustro no se convierta, cada fin de semana, en un urinario público o lugar de vomiteras, con malos olores, degradación de los sillares, y que ha de limpiar el propio vecindario de la calle de Sant Doménec, con sus propios medios, cansado ya de denunciar esta situación y del caso omiso que hace de sus denuncias la autoridad municipal. n

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