Los consistorios ingresan con el IBI casi el doble que en el boom inmobiliario

La recaudación del impuesto ha subido en los ayuntamientos de la Costera y la Vall en el último año, mientras que ha bajado en los de la Canal

Xàtiva duplica la recaudación de la contribución urbana, percibiendo una cuota líquida de 8,6 millones de euros en 2023; y en Ontinyent los ingresos alcanzaron los 7,4 millones de euros el año pasado

Una promoción de viviendas construida en Xàtiva en la última década, en una imagen de archivo.

Una promoción de viviendas construida en Xàtiva en la última década, en una imagen de archivo. / Perales Iborra

Los ayuntamientos de la Costera, la Canal de Navarrés y la Vall d’Albaida han duplicado los ingresos recaudados por el Impuesto de Bienes Inmuebles (IBI) urbano de la época del boom inmobiliario. La mayoría de los consistorios han ingresado en 2023 el doble de la recaudación de 2007, antes de llegar la crisis inmobiliaria. Además, acortando el foco a antes de la pandemia, también registran aumentos en el conjunto de la Costera y la Vall, mientras que la Canal los reduce respecto a hace cinco años, por la bajada registrada en Enguera.

Las dos grandes ciudades del territorio son también las que mayores incrementos registran. Xàtiva ha doblado prácticamente los ingresos recaudados en 2023 respecto a los que ingresó en 2007. Según los últimos datos publicados en la Estadística del Impuesto sobre Bienes Inmuebles del año 2023 del Ministerio de Hacienda, la capital de la Costera ingresó una cuota líquida (los ingresos por este impuesto tras descontar las bonificaciones aplicadas por los consistorios a la cuota íntegra) de 8.614.088 euros, casi el doble de los 4.876.663 percibidos en 2007. La ciudad también registra un aumento respecto a la recaudación del IBI urbano de 2019, antes de la pandemia, cuando ingresó 8,2 millones de euros. Ontinyent ha recaudado casi dos millones más que antes del estallido de la burbuja inmobiliaria. Entonces, la capital de la Vall d’Albaida percibió 4.876.663 euros, que han engrosado en 2023 hasta los 7.399.231 euros. Ontinyent, por su parte, ha reducido los ingresos respecto al año anterior a la pandemia, cuando la recaudación del IBI urbano superó los 7.406.000 euros.

Enguera ingresa más del doble que la recaudación de 2007 y en 2023 bordea los 900.000 euros por el impuesto de la contribución urbana, con una recaudación total de 891.186. Antes de la crisis inmobiliaria, la localidad de la Canal de Navarrés no alcanzaba los 380.000 euros por este impuesto (378.157). Por contra, Enguera “pierde” casi 100.000 euros respecto a los ingresos percibidos en 2019, cuando rozó el millón de euros con una cuantía líquida de 979.527 euros. En la Canal, Navarrés también duplica los ingresos de la contribución urbana, pasando de los 332.154 que recibió en 2007 a los 684.620 euros del año pasado, mientras que Millares, el municipio menos poblado de la comarca, apenas ingresa 10.000 euros más, con los 35.284 recaudados en 2023.

Canals se embolsa casi un millón de euros más con el IBI urbano y la recaudación de 2023 ha llegado a los 2.677.590 euros, cuando en 2007 se quedó en 1.850.957 euros. L’Alcúdia de Crespins ya supera con creces el millón de euros en los ingresos de la contribución urbana y en el último año percibió 1.377.723 euros, más de 700.000 euros más que antes de que estallara la burbuja inmobiliaria, cuando ingresó 653.011. Una situación similar registra Moixent, que de los 860.634 euros ingresados en 2007, pasa a rebasar el millón con los 1.380.733 que recaudó en 2023. Por su parte, los mayores porcentajes en la recaudación del impuesto de bienes urbanos se los anotan dos de las localidades menos pobladas como Torrella y Vallés, que multiplican por más de diez la recaudación de 2007. Vallés apenas ingresaba aquel año 1.924 euros y en 2023 ha alcanzado los 22.159 euros. En Torrella, los 4.237 euros recaudados en 2007 se han multiplicado hasta los 49.289 del año pasado.

En la Vall, junto a la capital de la comarca, las localidades que más ingresos recaudan por el IBI urbano son l’Olleria, con 2.136.360 euros percibidos en 2023, frente a los 1.545.835 de 2007; Albaida, con 1.798.898 euros ingresados el año pasado por los 1.095.493 de 2007; y Bocairent, con una recaudación de 1.206.394 euros en el último año, que duplica los 544.307 de antes de la crisis inmobiliaria. También superan el millón de euros en los ingresos de la contribución urbana Benigànim, con 1.160.478 euros (en 2007 fue de 638.317 €) y Aielo de Malferit, con 1.096.509 euros (por los 481.036 de 2007). Por contra, el municipio menos poblado de la comarca, y de la provincia de València, Sempere, no se lucra con los ingresos por este impuesto, ya que el IBI urbano apenas repercute a las arcas municipales en 7.975 en 2023. El aumento de la recaudación de este impuesto respecto a 2007 es de unos 5.000 euros, antes de la burbuja inmobiliaria el IBI reportaba 2.577 euros a la pequeña localidad valldalbaidina. Los 7.975 euros se mantienen invariables cada año desde 2018.

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