Mazón reduce el Gobierno tras la salida de Vox y carga contra Abascal

La rápida remodelación pasa por devolver Cultura a Educación, mover a Pradas a Justicia y dar Agricultura y Agua a Barrachina

Mus asume Medio Ambiente y Camarero será la vicepresidenta única

Los nueve miembros del nuevo Consell, con Mazón en el centro a la izquierda, en su primer pleno ayer en el Palau de la Generalitat.

Los nueve miembros del nuevo Consell, con Mazón en el centro a la izquierda, en su primer pleno ayer en el Palau de la Generalitat. / MIGUEL ÁNGEL MONTESINOS

Mateo L. Belarte

Mateo L. Belarte

Carlos Mazón fue el barón del PP más rápido en pactar un gobierno de coalición con Vox hace algo más de un año y ha vuelto a exhibir reflejos para suturar la crisis abierta por la espantada de su, hasta el jueves, socio en el Consell. De nuevo, Mazón ha sido el primero de los presidentes populares en cesar a los dirigentes voxistas —lo hizo a las pocas horas de que Santiago Abascal consumara su amenaza— y, menos de 12 horas después, se presentaba en el Palau de la Generalitat con su nuevo Ejecutivo ya rediseñado. «Ahora toca seguir», dijo para pasar página.

Sin solución de continuidad, el president anunció a primera hora, la nueva estructura del gobierno valenciano, ya monocolor. Pese a la premura, se trata de una reforma amplia con la que reduce el número de conselleries, recupera viejas caras del partido y retiene a cuatro cargos nombrados por Vox en la segunda línea del gobierno —dos de ellos a propuesta del PP—.

Mazón se mostró muy crítico con la decisión de Santiago Abascal e insistió en que esta ha sido impuesta desde Madrid a los dirigentes valencianos de Vox y «sin priorizar» los intereses de la Comunitat Valenciana. En cambio, fue muy cariñoso con los exconsellers voxistas, a quienes agradeció su «lealtad» al proyecto y les reconoció su «contribución» al mismo.

Ya sin el exvicepresidente primero y conseller de Cultura, Vicente Barrera, Mazón opta por integrar esta área en la Conselleria de Educación, como sucedía previamente, y amortizar esa cartera diseñada a medida para el diestro. Presidencia asumirá el área de Deportes. «Seguimos avanzando en la reducción del gasto político», presumió.

Asimismo y como consecuencia, Susana Camarero se convierte en la vicepresidenta única, sin alteración de sus competencias en Servicios Sociales. Se consolida así como la mano derecha de Mazón en el Consell y la figura de mayor peso político. Por otro lado, la hasta ahora consellera de Medio Ambiente, Agua, Infraestructuras y Territorio, Salomé Pradas, asume Justicia e Interior, antes en manos de la voxista Elisa Núñez. Es tal vez el movimiento más sorprendente y el propio jefe del Consell admitió que fue el movimiento que más dudas le ha generado, aunque ya lo meditó hace un año.

La remodelación aligera la ‘megaconselleria’ antes en manos de Pradas, que traspasa a Agricultura las competencias de Agua y estará dirigida por Miguel Barrachina, hasta ahora síndic del PPCV en las Corts. El de Segorbe tiene un perfil más duro que su antecesora, posiblemente para dar la batalla hídrica, una bandera de Mazón y donde la confrontación con el Gobierno es total. Barrachina será reemplazado por Juanfran Pérez Llorca, número dos del PPCV, como portavoz en el parlamento.

El Consell bascula al norte

Por último, Vicente Martínez Mus, actual director general de Costas y exsenador por Castellón, asume Medio Ambiente, Infraestructuras y Territorio. Aunque ya estaba en ese tercer escalón, es la cara menos conocida de esta remodelación. En sus primeras palabras, en valenciano, planteó una línea continuista. De los nueve consellers, cuatro son de Castellón (Ruth Merino, Salomé Pradas, Miguel Barrachina y Martínez Mus).

El president no quiso lamentos y se mostró confiado en que este nuevo Consell monocolor del PP será «estable» y con capacidad para agotar la legislatura. «El PP asume ahora la gobernabilidad», dijo. El popular evitó situar a Vox como su «socio preferente» para alcanzar acuerdos ahora que gobierna en minoría y aseguró que está abierto a pactar con todos los grupos, a quienes pidió no vetar iniciativas sólo en función de quién las plantea. Sobre la renovación de los órganos estatutarios, que la izquierda no quería negociar mientras hubiera espacio para Vox, tendió la mano a ambos lados.

«Decisión unilateral»

El president fue muy cariñoso durante su intervención con los exconsellers de Vox cesados en la noche del jueves. Especial afecto le brindó a Barrera, con quien la conexión ha sido evitente durante estos meses: «He ganado un amigo, me tiene para lo que quiera», dijo admitiendo su «sentimentalismo». También tuvo palabras de agradecimiento para José Luis Aguirre y Elisa Núñez, «responsables y leales».

Por el contrario, fue muy crítico con la decisión «unilateral» de Abascal, deslizando que el líder de Vox ha forzado unas dimisiones que no eran deseadas en el caso de los dirigentes valencianos. El semblante de Barrera en la noche del jueves respalda esta tesis.

Para Mazón, la ruptura fue decretada «desde fuera de la Comunitat Valenciana y sin priorizar» los intereses de la autonomía. También consideró «incoherente» que la dirección nacional de Vox haya «aplaudido» las iniciativas aprobadas por el Consell este tiempo y ahora ordene la ruptura del Consell. Preguntado sobre si es un «error» de cálculo de Abascal, dejó la decisión en manos de sus votantes.

No tan tajante, pero sí distante, fue con Llanos Massó, de Vox, que no ha renunciado a su cargo de presidenta de las Corts pese a que lo obtuvo en virtud del pacto de gobierno ahora abolido. El jefe del Consell señaló: «No seré yo quien justifique la coherencia de cada uno». La voxista no puede ser desalojada si no renuncia ella misma a un puesto por el que se embolsa casi 100.000 euros al año.

Mazón se conjuró para «no perder ni un minuto» y «seguir con la estabilidad» en el Consell, volviendo a alejar así la opción de un adelanto electoral. «No creo en la zozobra. Cuando los ciudadanos dan un encargo para cuatro años, la responsabilidad es cumplir ese encargo», remató.

También hubo cambios en el segundo y tercer escalón, donde el popular mantiene a cuatro cargos designados por Vox y fulmina a otros 17. La portavoz Ruth Merino explicó más tarde que los supervivientes —Pilar Tébar, Luis Cervera, Juan Martínez y Ricardo García– son cargos eminentemente «técnicos». En total fueron 24 ceses (algunos reubicados) y 16 nombramientos.

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