Análisis

El momento de hacer de la necesidad virtud

 Mazón ha sido el presidente que más cariño ha dado a Vox. El destino (o la necesidad) deja hoy una oportunidad a la política. ¿Se abrirá?

Barrera y Mazón, ayer en el pleno de las Corts

Barrera y Mazón, ayer en el pleno de las Corts / Germán Caballero

Alfons Garcia

Alfons Garcia

Pliegues de la vida, que parece siempre dispuesta a reírse de los afanes humanos. El mismo día que el Consell de PP-Vox aprobaba su ley más polémica, la que más le ha marcado, la que ha saltado fronteras locales, la que bajo la marca de Concordia deroga la actual ley de Memoria Democrática; ese mismo día un poderoso e hipermasculinizado señor de Madrid activaba el botón de crisis y hacía saltar por los aires el gobierno autonómico antes de cumplir un año de vida. Todo a 365 kilómetros de distancia y sin tener en cuenta la opinión de los suyos de aquí, que no han demostrado ninguna ilusión en irse. Todo su criterio se reduce a «obedecer» al gran líder. Solo por eso posiblemente se merecen no estar.

No diré que lo sienta. La primera ley política en mi libreta es que a mayor distancia de los radicales del poder, más posibilidad de calidad democrática. Quizá Carlos Mazón no opine lo mismo, porque se queda sin una mayoría estable.

Pedro Sánchez hizo, tras las últimas elecciones generales y la urgencia de la amnistía, eso tan pragmático de ‘hacer de la necesidad virtud’ y Mazón puede aplicarse a ello ahora. Es una oportunidad para virar hacia el centro. Ayer vimos en las Corts una nueva sesión de circo que aporta entre cero y nada a la sociedad. En estas horas se ilumina un camino diferente. Lo que se abre es la oportunidad de aislar a los que creen que la inmigración ilegal es sinónimo de incremento de la criminalidad. No se trata de ideas, sino de valores y derechos fundamentales. No valen equidistancias con la izquierda. No es equiparable. La puerta que se abre requiere seriedad y compromiso. Por parte de unos y otros, también de la oposición actual. El destino, o la necesidad (o lo que sea), abre una oportunidad para la política.

Pero dudo de si es una hipótesis realista. Mazón ha sido el presidente que más cariño ha dado a los socios de Vox. ¿Cuántos presidentes han dicho que aprobarían la ley de Concordia incluso sin los aliados radicales? Los gestos de ayer hablan: de cariño del president y los suyos y de agobio de los consellers de Vox por la decisión que les vino encima. En Corts volaron los elogios. Ese clima huele a escenarios de entendimiento e incluso de incorporación de cargos. Podría ser de hasta algún conseller.

En estas horas extrañas, entre el sudor y la incertidumbre, a Génova (a Feijóo y sus más cercanos, es decir) le ha faltado sacar los cohetes para celebrar la decisión de Abascal. El movimiento le deja las manos libres para la conquista del centro. Ya nadie podrá reprocharle que es rehén de aquel. ¿Pero Mazón, que dio un paso rápido hace un año para pactar con Vox, piensa lo mismo? Es la incógnita hoy. Está el ejemplo contrario además de Díaz Ayuso, con su modelo de éxito electoral en Madrid. No sé si lo sería en terreno valenciano, con su singularidad. Pero tengo claro, entre esos dos modelos conservadores, cuál sería el mejor para la sociedad. Tengo claro dónde está la virtud.