Análisis

El PSPV asume la voz del Gobierno

El PSPV asume la 
voz del Gobierno

El PSPV asume la voz del Gobierno

Alfons Garcia

Alfons Garcia

La diversidad y el orgullo de ella (o no tanto) fueron los protagonistas de la jornada en las Corts. El manoseo político de algo que debería estar normalizado produce entre sonrojo y fatiga. Dará que hablar. Una clave más soterrada de la sesión de control al Consell es el desnudo integral del momento en el que estamos, de choque institucional entre el Ejecutivo de PP y Vox y el Gobierno de España, representado en la tribuna parlamentaria por el PSPV. Ese es precisamente el elemento que extraña: la asimilación total entre partido y Gobierno central en una cámara de debate autonómico.

«El Gobierno garantiza de manera discreta el futuro de Ford, mientras usted se hace la foto de la mesa de automoción […] Usted es el president de las guerras estériles, pero la realidad es que ni la Ford ni la UGT le necesitan. Ya negocian directamente con el Gobierno».

Es un extracto del mensaje que dejó el portavoz en Corts de los socialistas valencianos, José Muñoz, que ya había ensalzado que la C. Valenciana «nunca ha recibido más dinero del Gobierno».

Es una obviedad la actitud de lealtad de todo grupo con un Ejecutivo de su mismo color. No se espera otra cosa, sean socialistas o populares. Lo que no es tan habitual es que el foro y símbolo del autogobierno sea altavoz de las virtudes de ese Gobierno central. El hecho da cuenta de la magnitud del choque institucional en que la política valenciana se ha instalado y que habría que cuestionar si ayuda a avances reales.

Financiación, agua, diversidad, costas, inmigración… Todo cabe en la olla de la guerra cultural, que hierve y multiplica el marco discursivo de la polarización.

Si nos centramos en el PSPV, es evidente que influye en esta confluencia total de intereses el hecho de que la nueva secretaria general, Diana Morant, sea ministra a su vez del Ejecutivo central. Influye también el hiperliderazgo de Pedro Sánchez, que ejerce de sombra protectora. Pero caben (o deberían caber) modulaciones: puntos de fuga y de identidad propia.

Esta asimilación entre federación y Moncloa es uno de los debates más o menos subterráneos en un PSPV postPuig que necesita despegar y separarse de las disputas internas y los recelos. Tres meses después de ungir a Morant, el partido ha revivido las fricciones con el choque por la renovación de la dirección provincial de Valencia, en manos de Carlos Fernández Bielsa. Todo queda al final en un cambio parcial en la ejecutiva. La duda es si será una solución definitiva o solo un parche estival y las guerrillas volverán en otoño, copando la vida orgánica del partido del que se espera una alternativa al tándem PP-Vox, que exhibe pocas grietas de momento. n

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