La sequía romperá a llover

Sequía en el embalse de Bellús por falta de lluvia, en una imagen de archivo

Sequía en el embalse de Bellús por falta de lluvia, en una imagen de archivo / Perales Iborra

Juanjo Villena

El patrón meteorológico ha cambiado y en cualquier otra época las lluvias podrían estar siendo generosas junto al Mediterráneo. Hace tiempo alguien me dijo una frase lapidaria que jamás he olvidado: «Cuando no quiere llover…». Es un argumento facilón que quizá nunca habrían esgrimido los padres de la meteorología moderna, Vilhelm Bjerkness o Tor Bergeron, y se habrían equivocado. También es cierto que el clima es otro. Las lluvias y las sequías están cambiando. 

A finales de abril la Asociación Valenciana de Meteorología organizó un encuentro para sus socios en la localidad valenciana de l’Olleria. Una de las actividades programadas fue una ponencia a cargo de Jorge Olcina, Catedrático en Geografía y reconocido climatólogo a nivel nacional, quien se mostró tajante: «El balance de energía de la Tierra se ha desajustado y eso está cambiando el clima terrestre, no caben los negacionismos». Una de las novedades que se están notando particularmente en España es ese cambio en la idiosincrasia de las sequías. «Es un rasgo propio del clima ibérico, sólo que ahora parece que tiene menos duración pero más intensidad. Ya no se encuentran sequías de 4 o 5 años», compartió Olcina. 

En los últimos meses la Comunidad Valenciana es un claro ejemplo de este nuevo escenario. Según datos de la AEMET, el inicio del actual año hidrológico (del 1 de octubre al 30 de abril) es el más seco de la serie histórica considerada, que arranca en 1950. En este período se han acumulado 92,5 litros por metro cuadrado (l/m2) de media en esta región, cuando lo normal son 337,4 l/m2, con lo que el déficit de los últimos siete meses es de un asombroso 73%. 

En Cataluña tenían una situación similar hasta hace unas semanas, pero ahora ha comenzado a llover, aunque el camino para recobrar allí la normalidad será largo. «La sequía se tiene que trabajar con racionalidad», advirtió Jorge Olcina. La pluviometría a largo plazo no parece haber cambiado en gran parte de España, llueve en menos días pero de forma más intensa. Donde sí se observa un déficit es en la franja central de la península, «por allí las borrascas entran con menos efectividad, es la zona donde más se nota», añadió. 

Estando a un paso del verano climatológico, esperar que haya algún gran temporal mediterráneo en los próximos tres meses es poco menos que una utopía. Podría ocurrir, pero es francamente difícil. Lo que sí podríamos ver, mientras tanto, son episodios de tormentas muy adversas, como los que han venido sucediendo en los últimos años en época estival. Suelen ocurrir cuando llega una DANA y lo curioso es que estas, al igual que las sequías súbitas, parecen ir a más. «Hay estudios que dicen que las danas son ahora un 10 o 20% más abundantes en latitudes medias», dijo el geógrafo alicantino. 

Los mencionados desajustes en el balance de energía hacen que las masas de aire se desplacen para encontrar el equilibrio, esto siempre ha sucedido, pero ahora quizá lo hagan de forma más incisiva. «Aquí nos vemos afectados con rapidez por masas de aire polares y subtropicales», reflexionó Olcina, para después añadir «la célula de Hadley está expandiéndose pero también se están exacerbando esos movimientos». A efectos prácticos esto supone que tendremos episodios de calor acusado y sequías, pero también más inundaciones.