Medicina rural: La atención "más auténtica" que está perdiendo atractivo

La falta de médicos que quieran trabajar en los centros de salud está haciendo estragos en la Primaria y perjudica, especialmente, a las áreas más despobladas donde es difícil atraer talento

El médico Rafael Micó y la enfermera de Fontanars dels Alforins, visitando a un paciente durante la pandemia.

El médico Rafael Micó y la enfermera de Fontanars dels Alforins, visitando a un paciente durante la pandemia. / Levante-EMV

El problema se venía sufriendo todos los años pero la falta de médicos en la sanidad valenciana (y nacional) parece haber llegado a su punto álgido este verano y es en la Atención Primaria donde más se está notando. Plazas que se quedan pendientes porque no hay a quien emplear en la bolsa, consultorios que se tienen que cerrar cuando el profesional tiene una contingencia como ha pasado esta semana en el de Port Saplaya porque nadie coge el contrato de sustitución o la medida más extrema que parece haberse convertido en norma: emplear a profesionales que no tienen la especialidad de Medicina Familiar porque es la única manera de que haya alguien atendiendo a los pacientes.

La situación está llegando a un límite insostenible, según denuncian desde las sociedades científicas que venían advirtiendo desde hace años que, si no se tomaban medidas pronto, el recorte en plazas MIR para especializarse de los últimos años y la próxima oleada de jubilaciones le iba a meter un buen mordisco a las plantillas de los centros de salud. Y si la situación es complicada en algunos centros de salud más grandes, es en los consultorios más pequeños donde más se nota esa falta de profesionales.

La medicina rural es, dentro de la Primaria, la que más está pagando el pato. Porque si ya es difícil atraer nuevas vocaciones a Medicina de Familia (y así se ha visto en el MIR de este año, que ha dejado plazas sin ocupar en otras comunidades autónomas), más lo es convencer a los jóvenes médicos de que trabajar en un pueblo pequeñito de cualquier lugar apartado de la Comunitat Valenciana con mucha carretera y pocos incentivos puede ser su carrera soñada.

"Los llamas por su nombre. Es la humanidad lo que le da sentido a esta profesión"

Es la tarea que se pone por delante Rafael Micó, médico de Familia y tutor de residentes cada vez que le llega algún MIR a su consultorio de Fontanars dels Alforins, una pequeña población de la Vall d'Albaida con apenas un millar de habitantes. "Cuando vienen por aquí no te queda otra que ilusionarlos", reflexiona Micó, un enamorado de su trabajo, del contacto estrecho con sus vecinos y que defiende a capa y espada desde la vicepresidencia primera de la Sociedad Española de medicina Rural y General (Semergen).

Rafael Micó, en su consultorio.

Rafael Micó, en su consultorio. / Levante-EMV

¿Y cómo se ilusiona a un MIR que está viendo las condiciones de trabajo en las que están sus compañeros de la Primaria? "Pues volviendo a eso por lo que tú elegiste la profesión", responde Micó que lleva desde 1998 con sus vecinos. "En un centro urbano es todo más 'duro', los pacientes son números. Aquí los llamas por su nombre, no te hace falta el test genético porque conoces a toda la familia. Conoces su casa, sus vidas, sus problemas. Y esa parte de humanidad es lo que da sentido a esta profesión", concede el especialista.

"Más presupuesto y más recursos"

Él sufrió el que no hubiera nadie en la bolsas el año pasado. "El verano pasado no me sustituyeron y somos recurso único" (solo está él y su enfermera). La consecuencia es que tenía a los pacientes agolpados esperándole cuando venía de guardia. "Se me quejaban, este año se están arreglando y viene cada día uno, pero aunque me siguen buscando, lo urgente e inmediato está cubierto".

Esa implicación es la que lleva a Micó a reclamar desde la sociedad científica medidas para "reinventar la profesión, porque la Primaria es bonita pero lo podría ser más". Y para eso hay que mejorar condiciones. "Más presupuesto, más recursos, acabar con la precariedad y con las duras condiciones laborales y discriminación positiva para quien elija estas plazas", reclama recordando que llevan años "denunciándolo".

Para este profesional es en el medicina rural donde más se ve el rédito que se saca, por ejemplo, de dotar a los especialistas con equipos de cirugía menor o aparatos para hacer mejores diagnósticos, una medida que impulsó en los últimos meses de gobierno el Botànic. "Todo lo que les resuelvas aquí a los vecinos es de agradecer, es quitar un problema y que tengan que llamar a uno de sus hijos para irse a un hospital que está a 20 o a 40 minutos. Es lo que deberíamos poder hacer pero el sistema nos hace, demasiadas veces, ineficientes".

Sanz y su enfermero, haciendo un refuerzo en el consultorio de Lorcha.

Sanz y su enfermero, haciendo un refuerzo en el consultorio de Lorcha. / Levante-EMV

"A veces no nos queda otra que cerrar el consultorio"

Esa demanda de más recursos y, sobre todo, de más incentivos para atraer al mundo rural a médicos especialistas también la comparte Javier Sanz, médico de Familia que coordina el centro de salud de Muro de Alcoy. El centro cubre una población de unos 10.000 habitantes desde Muro de Alcoy pero también tiene otros 17 consultorios auxiliares en otros tantos pequeños núcleos urbanos con una alta dispersión. Uno de los grandes problemas de la medicina rural en la Comunitat Valenciana. Y, como en el resto del territorio, a Sanz se le está haciendo cuesta arriba no solo cubrir las vacaciones de su personal este verano sino que teme las próximas jubilaciones de miembros de su equipo.

"Pedimos el plan de vacaciones en febrero pero llegó el 15 de junio y no apareció nadie", explica Sanz que asegura que junio y julio lo han cubierto "como hemos podido", con compañeros visitando varios consultorios al día "o con voluntarios haciendo horas extra pero están todos agotados. Y cuando no se ha podido, no nos queda otra que cerrar el consultorio", reconoce.

Micó: «Pedimos en febrero contratos para vacaciones y no llegó nadie. En agosto hemos tenido suerte»

En agosto han tenido "más suerte" y ha venido un médico "pero ahora yo tengo una jubilación y no sé qué va a pasar", reconoce Sanz que pide un plan nacional para reflotar la Primaria y hacer más atractivas con incentivos las plazas de difícil cobertura de las zonas rurales de la C. Valenciana. "Las tienen que hacer atractivas porque la dispersión geográfica es un problema". La consecuencia que él está viendo que se repite más y más es la contratación de profesionales "sin tener la especialidad. Hay muchos en muchos centros y aquí necesitamos personas especialmente formadas para que sean resolutivos".

Eso sí, Sanz defiende que la medicina rural es "la más auténtica" porque tiene ese trato continuo y cercano y con necesidad de resolver aquí y ahora. "Además, en las poblaciones rurales no hay esa agresividad o demanda que se ha instalado en las ciudades. Aquí tenemos un trato mucho más directo. Haces vínculo".

"Era mi sueño y no lo dudé"

También Augusto Saldaña apostó hace tres años y medio por esta medicina de Familia "más auténtica" y asegura que está encantando porque "se disfruta mucho más el trabajo". Este médico de Familia que estaba trabajando en las Urgencias del Hospital de Requena, cuando tuvo la oportunidad aceptó el trabajo en el consultorio auxiliar de Chera, un pequeño pueblo de 500 habitantes en el área de salud de Requena, no se lo pensó.

"Era mi sueño hacer este tipo de Primaria, más longitudinal, conociendo el contexto social y a las familias de tus pacientes. Eso solo lo puedes hacer si tienes tiempo", explica. Para él, el gran problema de que estas plazas se quedan sin cubrir, y no solo en verano, ya no es solo una cuestión de la administración sanitaria sino un problema "estructural y de otros ámbitos que excede lo sanitario" como los de infraestructuras que arrastran estos pueblos. "No puede ser que el tren de Requena a València tarde tanto", pone como ejemplo Saldaña que, sin embargo, asegura que él donde está considera que hace su trabajo "como debe ser". La medicina más auténtica.

Gómez promete medidas para hacer atractivas estas plazas

La necesidad de darle cariño a la Primaria lleva en la agenda de los políticos valencianos desde hace años. El Botànic llegó en 2015 con la idea de retirar la idea hospitalocentrista y darle más protagonismo y se propusieron hacer un marco estratégico y poner en marcha medidas concretas aumentando además el presupuesto hasta un 25 % del total.

Pero las cosas de palacio, van despacio y la pandemia no ayudó. No fue hasta este último año de gobierno cuando se empezaron a ver avances en reorganización de centros, desburocratización, en mejora de condiciones laborales (como el acuerdo de 35 horas o el tope de pacientes por día forzado por la amenaza de huelga), teleasistencia o la compra de material para mejorar diagnósticos como ecógrafos o retinógrafos.

Sin embargo, muchos grupos de trabajo se quedaron a mitad con la llegada de las elecciones aunque dio tiempo a poner en marcha incentivos como 10.000 euros más al año para esas plazas de difícil cobertura y facilidades para que estos profesionales avanzaran en su carrera o en la posibilidad de investigar. Pese a los avances, la Primaria sigue siendo una de las patatas caliente que tiene en las manos el nuevo gobierno autonómico y sobre la que ya se ha posicionado el nuevo conseller de Sanidad, Marciano Gómez. En una entrevista esta semana, Gómez reconocía que estos últimos incentivos eran buenos pero "insuficientes" y anunció un nuevo marco normativo para "hacer atractivas esas plazas" incluso reorganizando el mapa sanitario o actualizando la cartera de servicios. "Lo primero es prestigiar a la Primaria", dijo.