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"Como se ha asumido que la regla duele, nos han tachado de locas"

Afectadas piden un diagnóstico precoz y más investigación

Ana Fernández, secretaria de la Asociación de Afectadas por la Endometriosis de València. | MIGUEL ÁNGEL MONTESINOS

Reglas incapacitantes que paralizan la vida de muchas mujeres, que les hacen retorcerse de dolor y que no desaparece con ningún fármaco. La dismenorrea (dolor menstrual intenso) severa existe y hay que tratarla a tiempo con un especialista. Sin estigmatizar, pero sin restarle importancia. La aprobación del anteproyecto de reforma de la ley del aborto ha vuelto a poner en el foco la salud menstrual al incluir por primera vez las bajas laborales por incapacidad temporal, costeadas desde el primer día por la Seguridad Social, cuando haya una dismenorrea diagnosticada.

«Afortunadamente, es poco frecuente. Un 30 % de las mujeres refieren que les duele la regla, pero muy pocas que les incapacita. El problema es que muchas han normalizado tener ese dolor o atiborrarse de analgésicos. Por eso, está infradiagnosticada», señala Marian Obiol, ginecóloga de la Sociedad de Obstetricia y Ginecología de la Comunitat Valenciana. La menstruación, explica Ana Monzó, ginecóloga y presidenta de la Comisión contra la Violencia de Género del hospital La Fe, puede provocar alguna molestia, ya que durante el periodo de regla «se liberan unas sustancias que desencadenan un mecanismo inflamatorio». Pero a una minoría les impide hacer vida normal y va acompañado de dolores intensos, contracciones, pinchazos, calambres en la zona baja del vientre, náuseas, vómitos, jaquecas, fatiga o hinchazón.

«Tener un dolor que no te permite levantarte no es normal, hay que ver por qué está pasando», afirma María José Muñoz, Médica de Familia y coordinadora del grupo de trabajo de Atención a la Mujer de la Sociedad Valenciana de Medicina Familiar y Comunitaria. Las expertas indican que si esto sucede hay que derivar a un especialista para descartar que haya una patología, como una endometriosis, un mioma o unos ovarios poliquísticos. La solución dependerá de la causa que lo provoque. «Lo último es la resignación. Decir ‘no se puede hacer nada’ no es una opción», apunta Obiol.

Diagnóstico tardío

María (nombre ficticio) sufre trastornos ginecológicos desde los 12 años. En su caso, las pastillas anticonceptivas no funcionaron. A los 34 le vieron un quiste en un ovario que, gracias a su insistencia, consiguió que lo operaran y le detectaran el cáncer que padecía. «La regla no es una enfermedad, es un periodo biológico natural. Normalizar el dolor no es apropiado», subraya.

La endometriosis, en la que el tejido que reviste el útero crece fuera de este, es otra de las patología que puede causar dismenorrea severa. Ana Fernández, secretaria de la Asociación de Afectadas por la Endometriosis de València (AAEV) padece el grado más elevado y no se la diagnosticaron hasta los 48. Siempre había tenido reglas complicadas y le recetaron las pastillas anticonceptivas. Cuando decidió dejarlas a los 35 se desmayó del dolor. De media, advierte, se tardan entre siete y nueve años en diagnosticarla. «Te sientes incomprendida. Como se ha asumido que la regla duele, nos han tachado de ‘locas’», defiende.

A algunas mujeres todavía no les ha llegado un diagnóstico claro. Es el caso de Rita, que vive con reglas muy dolorosas desde los 11 años. Ahora tiene 36. «Dos o tres días al mes me tengo que medicar. Está normalizado que duela, pero lo peor es que se ha normalizado que tienes que aguantar y seguir como si nada», reconoce. Desde la AAEV luchan por «un diagnóstico precoz, una derivación al especialista y más investigación». «Pedimos que no se estigmatice a la mujer por tener la menstruación, solo es un problema para las que tenemos una enfermedad», reivindica Ana.

En este sentido, Muñoz señala que cuando una mujer dice que tiene dolor «por lo general se tiende a pensar que es una exagerada. Se da un retraso diagnóstico también en las enfermedades reumatológicas de dos o tres años respecto a los hombres. Esto pasa por no tener una perspectiva de género dentro de la consulta. Se le quita validez al relato de las mujeres». Obiol cuenta que sus pacientes le decían «vas a pensar que estoy loca». En su consulta ya no existe esa palabra. «Hay que tener el concepto global de salud de la mujer, desde la adolescencia hasta la senectud», concluye.

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