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El Júcar tiene cincuenta zonas peligrosas para el baño en ríos, azudes y embalses

Las fuertes lluvias han aumentado el caudal de la mayoría de zonas disparando la posibilidad de accidentes

El Júcar tiene cincuenta zonas peligrosas para el baño en ríos, azudes y embalses

La Confederación Hidrográfica del Júcar tiene identificados y señalizados 81 puntos peligrosos para el baño en su demarcación. Un listado que actualiza y amplía de forma periódica con el objetivo de evitar accidentes como el que el lunes le costó la vida a un joven de 25 años en el Estret de les Penyes. La cuarta víctima mortal en la misma zona del río Algar en el espacio de un mes. La torrencialidad de algunos tramos por las intensas lluvias caídas ha incrementado además el riesgo.

El organismo de cuenca ha colocado en el último lustro 50 carteles en la Comunitat Valenciana, otros 29 en Castilla-La Mancha y 2 en Aragón. En ellos se advierte sobre la peligrosidad que supone lanzarse al agua en los lugares seleccionados. La Ley de Aguas contempla que el uso común de estos parajes no requiere de autorización pero tampoco puede prohibirse, por lo que la CHJ hace especial hincapié en aquellos lugares donde no es recomendable nadar por la proximidad a presas, infraestructuras hidráulicas, de regadío o hidroeléctricas.

Algunos puntos negros

El Azud de Antella, La Presa, entre las localidades de Paterna y Manises, el Salto de la Novia o la Playeta de Chelva son considerados por la CHJ como focos potenciales de accidente. El ente autónomo dependiente del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico no tiene competencias para prohibir el baño ni los accesos, atendiendo a la normativa estatal. De ahí que retirara la antigua cartelería colocada por el ministerio donde sí figuraba la palabra prohibición para sustituirla por un texto de alerta.

Si en 2018 eran 43 las zonas peligrosas, un año después ya eran 50. Sin embargo, desde entonces no ha habido modificaciones. Fuentes de la CHJ confirmaban ayer a preguntas de Levante-EMV que no hay cambios. La paralización administrativa y las limitaciones a la movilidad que provocó la pandemia han condicionado también en los últimos ejercicios las actuaciones en la demarcación. En todo caso, insisten en que el derecho al baño «hay que compatibilizarlo con las circunstancias especiales y de peligrosidad que cada tramo fluvial presenta».

Lo cierto es que no son pocas las voces que reclaman a la ciudadanía prudencia cuando se adentran en el medio natural, especialmente cuando se trata de espacios fluviales como ha sido el caso de Bolulla. Los miembros del Grupo Especial de Rescate (GER) de los Bomberos del Consorcio Provincial de Alicante examinaron hace semanas ese mismo barranco, una zona con una caída de agua de 16 metros. «Ahora pasan 8m3 por segundo, y eso se traduce en muchos kilos de agua», según explicaba ayer Salva Luque, sargento jefe de este grupo especializado.

Sin embargo, las llamadas a la cautela no parecen surtir efecto pues ayer mismo, apenas unas horas después del cuarto ahogamiento, había bañistas de nuevo en el enclave. La fuerza de la corriente no ha disminuido tampoco, de ahí la lógica preocupación de las distintas autoridades.

Es uno

de los cincuenta puntos dentro del territorio valenciano señalados como peligrosos para el baño por la Confederación Hidrográfica del Júcar.

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