La Entidad Pública de Saneamiento de Aguas Residuales (Epsar) continúa con las tareas de «depuración» entre su cúpula directiva. Si el pasado mes de noviembre el consejo de administración destituía al gerente Enrique Lapuente, ahora prescinde de Mariano López Sánchez, jefe del área técnica. También de José María Santos Asensi, responsable del departamento de Proyectos, Obras y Explotación. Cambios que la Conselleria de Agricultura, Desarrollo Rural, Emergencia Climática y Transición Ecológica justifica en el «impulso» que se pretende dar a la actividad de la Epsar.

Ambos puestos se amortizan, ya que no están previstos dentro de la nueva estructura, aseguraban ayer desde la conselleria. El departamento de Mireia Mollà habla de una remodelación organizativa «que ha propiciado una reestructuración del personal y sus funciones organizativas». A nadie se le escapa que prescindir ahora de López y de Santos, como avanzaba la Cadena Ser, forma parte de la misma estrategia que dejó fuera de la Epsar a Lapuente, en el que Mollà perdió la confianza. Hecho que acabó precipitando su sustitución, con el aterrizaje de Augusto Montamarta al frente de la gerencia en busca de otro rumbo para la Epsar, «más comprometido con las estrategias de mitigación y adaptación al cambio climático, en línea con los compromisos del Consell».

Años de nula inversión

Entre las principales críticas a Lapuente figuraban las de haber mantenido estructuras de trabajo de la época del PP y que la reducción de la deuda heredada había sido a costa de la inversión, que cayó a mínimos históricos entre 2016 y 2018. En 2017 se cerró con solo 3,27 millones en obra ejecutada, frente a los 9,8 de 2016 y los 37,69 de 2015. Algo que Lapuente achacaba a las deudas y litigios heredados del Partido Popular y al retraso por la nueva ley de contratación que entró en vigor en 2018.

En cualquier caso, una auditoría reciente de la Sindicatura de Comptes ponía el dedo en la llaga en la falta de personal de la Epsar desde su creación en 1992. Destacaba el informe de fiscalización que se había pasado de gestionar 376 EDAR en 2002 con una plantilla media de 44 empleados a 483 infraestructuras en 2017, con apenas 45. «Un aumento del 28 % casi sin variación de trabajadores», apuntaba. El Síndic recomendaba «adecuar la plantilla al volumen de actividad, especialmente en lo que respecta al mantenimiento y control de las instalaciones de depuración».