Conmovido por la noticia publicada por este diario hace tres días, en la que se narraba que el cuerpo del joven permanecía desde el 5 de diciembre en una cámara del Instituto de Medicina Legal porque nadie, ni la familia, allá en Camerún, ni la comunidad camerunesa de València, podía hacerse cargo de la costoso envío del cadáver a su país de origen, José Luis López dio un paso al frente. Será la fundación que lleva su nombre y que él preside la que sufrague todo el proceso para que "la familia pueda, al menos, tenerlo cerca y darle un entierro digno".

El empresario, que en un gesto que le honra ni siquiera ha querido aparecer en la foto de la reunión donde se acordó la entrega del dinero -"yo no soy el protagonista de esta historia; mi ayuda es desinteresada", recalca-, se reunió ayer con la madrina de Freddy, la camerunesa Tapita Ngwaka Eboa, y con el director del Instituto Social de Trabajo (IST), el organismo en una de cuyas casas de acogida vivió sus primeros 14 meses en València, para comunicarles su decisión.

"Al leer la historia en Levante-EMV, pensé que al menos debía ser enterrado en su país, junto a los suyos, para que repose en su tierra, ya que aquí no ha tenido la suerte que vino a buscar".

Su acción fue recibida con «una inmensa alegría no sólo por Tapita y el colectivo al que pertenece -la Asociación de Cameruneses de València (ACV)-, sino también por Biosca y por el resto de los cameruneses asentados en València, que desde que se produjo la muerte de Freddy habían intentado en vano reunir el dinero para devolverles a sus padres el cadáver del joven. El presidente del Centro Cultural de Camerún en València, Cédrik Komol, apoderado por la familia de Freddy, acudirá hoy al juzgado con el empresario para cerrar los pormenores de la repatriación.

La solidaridad del presidente de la fundación José Luis López Sánchez no se ha quedado ahí. Además, ha donado 500 euros a los padres de Freddy "para el entierro, la educación de sus otros hijos o para lo que ellos estimen conveniente" y ha ordenado que envíen varias cestas con productos navideños para las dos casas de acogida para inmigrantes del Instituto Social de Trabajo

Freddy, tal como ha venido contando este diario, falleció el pasado día 5, un día después de caer al patio interior de una finca en la que buscaba refugio para evitar a la Policía Nacional. Tres días antes, habían tratado de deportarlo tras pasar 49 días en el CIE. Ahora, gracias a la intervención desinteresada del dueño del Trinquet de Pelayo, sus restos podrán descansar en su tierra natal. "¡Esto es Navidad!", resume Juan Biosca, el director del IST.