«Érase una vez, un bonito cuento de hadas...» son las palabras con las que la vecina de Sagunt, Vicenta Dolz, empieza a narrar los viajes que desde 1999 organiza a Aranjuez con motivo del fallecimiento del célebre Joaquín Rodrigo. La vecina comenta que «la razón de estos viajes es recordar al compositor saguntino y qué mejor manera de hacerlo, que asistiendo al lugar que le sirvió de inspiración para su famoso concierto».

Joaquín Rodrigo nació en Sagunt en 1901 y su pérdida de la visión a los 3 años de edad o le impidió dedicarse a la música, logrando alcanzar la fama a nivel mundial con su conocido «Concierto de Aranjuez». En 1940 tuvo lugar en Barcelona el estreno de esta obra para guitarra y orquesta, en la que se aprecia su inconfundible estilo que él mismo etiquetó como neocasticismo.

«En Aranjuez no tienen himno porque tienen un concierto», comenta Dolz orgullosa. Desde el fallecimiento del compositor, ésta, junto con un grupo de vecinos, quiso que Joaquín Rodrigo perviviera siempre en el corazón de la capital del Camp de Morvedre. Por ello, propusieron al Ayuntamiento de Sagunt alzar un monumento al maestro, que se puede encontrar frente a la que era su casa, y empezaron a organizar el viaje a Aranjuez.

La Escenificación del Motín

La cita tiene lugar el primer fin de semana de septiembre y el motivo principal en torno al cual gira es el espectáculo de la Escenificación del Motín, que se realiza el sábado por la noche. El Motín de Aranjuez, producido entre el 17 y 19 de marzo de 1808, concluyó con la caída del ministro favorito del monarca Carlos IV, Manuel Godoy, y forzó la abdicación en su hijo, Fernando VII.

Cerca de dos cientos vecinos de Aranjuez,vestidos con trajes de la época y basándose en los episodios nacionales que narra Galdós, recrean los hechos históricos en el Patio de Armas del Palacio Real, uno de los escenarios donde acontecieron los hechos.

El Ayuntamiento de Aranjuez se implica mucho. «Tienen un departamento de protocolo que recibe muy bien a los saguntinos», cuenta otro de los habituales en este viaje. «Reservan 50 sillas para ver la escenificación desde un buen ángulo y cada año preparan excursiones». añaden. Además, el domingo de ese fin de semana organizan una comida en la que Aranjuez y Sagunt se intercambian unos obsequios.

Calle de Sagunt

Un año en el que asistió el alcalde de Aranjuez a la comida, «les dejamos caer que tenían una cuenta pendiente con Sagunt: dedicarle una calle», comenta Dolz. En el siguiente pleno , se acordó por unanimidad la propuesta y ahora el nombre de la ciudad valenciana está grabado en el municipio madrileño. Contenta con estas excursiones, Dolz dice satisfecha que « es un honor que con el nombre de Sagunt nos abran las puertas».