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La sal devora el asfalto. La muestra está en el conglomerado, ya de por sí maltrecho, por el que transitan los automóviles que circulan por todo el interior de Castelló. Tras un invierno con intensas nevadas sobre las carreteras se han echado decenas de toneladas de cloruro sódico pues el punto de congelación de la sal es de 15 grados bajo cero. De ahí que sea un buen enemigo del hielo, pero también del asfalto.

Las carreteras estan agrietadas por el efecto corrosivo de la sal. Sucede cada invierno, pero este año se ha notado de manera más acusada. El uso de la sal no solo ha afectado a las carreteras pues en los pueblos los ayuntamientos también se están viento obligados a reasfaltar tramos de calles y caminos porque la sal ha fomentado el deterioro del asfalto y del hormigón. Los datos son notables pues se calcula que en España sólo el Ministerio de Fomento utiliza 160.000 toneladas de sal.

Hay alternativas a la sal, pero son más costosas. En Estados Unidos o Canadá se ha restringido el uso del producto que no solo perjudica al asfalto, sino que también corroe los bajos de los automóviles que son devorados. Asimismo, los daños también llegan a las plantas de los bordes de las carreteras, que no pueden desarrollar sus funciones metabólicas al quedar "salinizados". Hay alternativas como el acetato de calcio, el magnesio, arenas, gravillas o residuos agrícolas como la urea -compuesto orgánico que está presente en la orina-. De hecho, este material se utiliza en los aeropuertos para evitar el daño en los bajos de los aviones.

Una alternativa es la salmuera, que sí utilizan algunas quitanieves del Ministerio de Fomento. La salmuera se compone de agua y sal, actúa más rápido y se necesitan menos kilos de sal para que haga efecto.

El concejal de obras de Vilafranca, Pedro Salvador apunta que "a falta de otra alternativa no tenemos más remedio que echar sal, aunque somos conscientes de los daños que causa sobre el asfalto". Y es que en este caso la urgencia para limpiar las carreteras supera a los daños que produce la sal sobre vegetación y asfalto.

Ayudas de la diputación

Alcaldes como el de Castell de Cabres han reclamado a la Diputación de Castelló el reasfaltado del vial que les comunica con Torremiró. La carretera ha quedado prácticamente intransitable tras las nevadas y el paso de las quitanieves y saleros. Otros tramos muy afectados son el Coll d'Ares, en la CV -15, la CV-12 entre Ares y Morella o la CV-173 que llega hasta Vistabella del Maestrat. Carreteras asfaltadas recientemente también sufren un grado de deterioro muy superior al de tramos en los que la nieve brilla por su ausencia.

Desde los ayuntamientos se reclama a la diputación y la conselleria de Infraestructuras que destinen partidas específicas de mantenimiento para las épocas posteriores a las nevadas. En los cascos urbanos la sal afecta a los imbornales, desagües de las calles y zonas adoquinadas, aspecto que deben tener en cuenta los municipios para enviar a las brigadas de mantenimiento.

Además de la sal que daña las carreteras y la vegetación adyacente, las aceras de los pueblos también se ven afectadas ya que muchos vecinos la echan en la puerta de sus viviendas para abrirse paso entre el hielo.