El mejor servicio que podría hacer Joe Biden, no solo a los electores y votantes del partido demócrata sino a la sociedad americana en su conjunto, es dar un paso al lado y renunciar a presentarse como candidato a la presidencia de los EEUU.

Algunas informaciones publicadas por medios americanos señalaban que el presidente americano podría estar barajando abandonar su carrera hacia la Casa Blanca, sin embargo, fuentes oficiales han desmentido esta información.

Faltan cinco meses para las elecciones presidenciales y Donald Trump va por delante en todas las encuestas. Que un delincuente como Donald Trump que ha sido condenado por la justica de su país, responsable de haber organizado el asalto al Capitolio vuelva a la presidencia de los EEUU es una pésima noticia para cualquier democráta.

El deterioro físico y cognitivo de Biden va a ir a más y es imposible que pueda enfrentarse a una campaña electoral que acaba de empezar, más dura si cabe que la anterior, visitando todos los Estados en plenas condiciones físicas y enfrentándose de nuevo a un debate con Donald Trump.

Hay tiempo suficiente de aquí al mes de noviembre para que el partido demócrata busque un candidato o candidata que sustituya a Biden, en este sentido, se han barajado algunos nombres como la vicepresidenta Kamala Harris que ha tenido una gestión bastante mediocre durante estos cuatros años de legislatura o la propia Michelle Obama, la única capaz de darle la vuelta a las encuestas y convertirse en la primera mujer presidenta de los EEUU.

El último debate entre Donald Trump y Joe Biden, con continuos lapsus por parte del actual presidente norteamericano, que se han visto repetidos en multitud de actos en los que ha participado Biden estos últimos meses, obliga al partido demócrata, si no quiere perder las elecciones a buscar con urgencia un candidato que se enfrente a Donald Trump el próximo 5 de noviembre.