La extrema derecha de Marine Le Pen ha ganado la primera vuelta de las elecciones legislativas en Francia, después de que Emmanuel Macron adelantara los comicios, tras el fracaso electoral que cosechó su partido en las elecciones al Parlamento europeo.

La decisión del presidente francés era una apuesta arriesgada porque todas las encuestas situaban al partido de Marine Le Pen como claro favorito.

La pregunta que deberíamos formularnos todos es en qué han fallado los partidos tradicionales franceses para que la extrema derecha haya ganado por primera vez en la historia unas elecciones legislativas con más del 34% de los votos, cuando hace solo unos años era un partido residual. Sin duda, la inacción de estos partidos que han gobernado Francia de manera alternativa como han sido los republicanos y los socialistas que no han sabido responder a la ola de descontento social y a temas prioritarios como la inseguridad y la inmigración. Cuestiones que ha abanderado la extrema derecha para atraer al votante joven con discursos xenófobos y racistas en contra de la inmigración.

Macron se equivocó también no previendo la unidad del voto de la izquierda a través de un Nuevo Frente Popular, la alianza de izquierdas integrada por socialistas, comunistas, ecologistas e insumisos, liderado por el radical y antieuropeísta, Jean- Luc Mélenchon.

En la segunda vuelta de las elecciones legislativas que tendrán lugar este próximo domingo 7 de julio, los franceses tendrán que elegir entre dos opciones radicales como son: Agrupación Nacional de Marine Le Pen y el Nuevo Frente Popular, de Jean Luc-Mélenchon.

La opción de centro derecha que representaba el partido de Emmanuel Macron desaparece de cualquier opción de gobierno, por lo que el presidente francés va a tener muy difícil gestionar la nueva etapa política que se abre en Francia.

Gane la extrema derecha o la extrema izquierda, el futuro que se cierne sobre la UE es bastante incierto.