Este año Paduana hubiera cumplido cien años. La empresa textil fue fundada en 1919 por José Simó Marín con el objetivo de dar trabajo a operarios que habían sido despedidos de otras empresas por sus ideas carlistas. Ese año se celebraron elecciones generales en España en medio de una crisis política y económica sin precedentes y con una gran conflictividad social, debido a la guerra del Rif y a los disturbios de Barcelona. El partido más votado en aquellos comicios que se celebraron el 1 de junio, aunque poco tiempo después, el 13 de diciembre de 1920 se celebrarían otras elecciones, fue la coalición de los sectores mauristas y ciervistas de Juan de la Cierva del Partido Conservador, dirigido entonces por Antonio Maura. A Maura le sucedería después como jefe del Gobierno el conservador Eduardo Dato.

Ya en sus inicios, Paduana fue una empresa muy adelantada a su tiempo en lo que a derechos sociales se refiere, pues ,según consta en escritura pública, destinaba el 50% de los beneficios a la participación de los trabajadores y a la obra social.

A lo largo de su trayectoria la empresa atravesó por diferentes momentos. Desde la incautación durante la Guerra Civil hasta su época de mayor esplendor en los años 60-70 con el boom de la manta jacquard.

Mi tío Pepe Simó a la cabeza junto a sus hermanos Vicente y Patricio le dieron el impulso necesario hasta convertirla en una de las principales empresas punteras de su sector, exportando a medio mundo, y con fábricas en Marruecos y Chipre.

En los años 60 se incorporaría a la dirección Ricardo Cardona Salvador.

El mercado árabe fue uno de sus principales puntos de expansión, con la manta rachel de estampados atrevidos o las atigradas y las de motivos florales.

Paduana hizo campañas de publicidad en todos los medios de comunicación. Prensa, revistas, televisión y cine. De hecho, el primer desnudo en televisión se atribuye a un anuncio de mantas Paduana emitido en el año 1977 donde aparece una modelo con el torso pintado, simulando el estampado de una manta. Su eslogan, mantas Paduana, noches de confort todavía es recordado, sobre todo, para los de la generación que ya pasamos de los 50.

El declive de la manta vendría por varios factores: el acondicionamiento de las casas ya no era el mismo. Casi todas tenían calefacción en sus viviendas y la manta había dejado de ser un producto de primera necesidad. Pero la hecatombe vino realmente con la aparición del nórdico, una prenda de fácil uso para vestir la cama que, además, con las fundas te permitía cambiar rápidamente de estampado y dibujos con muy poco precio.

Por si fuera poco, la competencia asiática con una mano de obra mucho más barata que la europea, inundó el mercado de la manta y desbancó a los fabricantes nacionales.

A nivel empresarial, creo que no supimos diversificar a tiempo. La globalización nos pilló con el pie cambiado y, sobre todo, no supimos prever con la suficiente antelación el relevo generacional, que es la principal causa que lleva al cierre a la mayoría de las empresas familiares, que no supera el primer relevo generacional en el 70% de los casos.

Ante el ocaso de la manta, la clave era diversificar en otros productos con alto valor añadido. Paduana apostó entonces por dos nuevas líneas de producción como eran la tapicería y la decoración, sin embargo, llegamos tarde a ese tren cuando la competencia ya nos había tomado la delantera.

Un activo esencial de la empresa fueron los trabajadores. Generaciones enteras de familias pasaron por Paduana. Algunos, con más de 30 años en la casa. La empresa llegó a tener en nómina más de 500 trabajadores en sus momentos de mayor expansión. Tras un progresivo declive hasta llegar a ser solo una marca, la firma cerraría definitivamente en 2012.

Mi relación con Paduana va más allá de lo estrictamente familiar porque parte de mi infancia la pasé jugando por sus sótanos y recorriendo con la bici el tramo que iba de la portería hasta la cafetería con sus intrincados laberintos.

Todas las noches el portero hacia la ronda, que consistía en vigilar las diferentes secciones de la empresa para que no hubiera ninguna incidencia . Los telares funcionaban noche y día en varios turnos. Aún recuerdo el sonido de esos telares y el olor a hilo.

Paduana ha sido parte importante en mi vida y lo sigue siendo.