Recuperar y compartir. Bajo estas premisas se ha llevado a cabo la restauración del Colegio del Arte Mayor de la Seda de Valencia que el pasado 18 de junio abrió sus puertas al público reconvertido en un museo dedicado a la seda, cuya industria y comercio dieron esplendor a la Valencia medieval. La Fundación Hortensia Herrero ha llevado a cabo la restauración integral de este edificio. Su directora, Elena Tejedor, recibió este jueves de manos del director de Levante-EMV, Julio Monreal, el Premio Importante del mes de junio por la rehabilitación del Colegio de la Seda, todo un reto para el equipo de arquitectos y restauradores, dirigido por Fernando Aranda y Javier Catalá, dado el mal estado y la situación de ruina del edificio tras décadas de abandono.

El acto de entrega del galardón contó con la presencia de la presidenta de la Fundación, Hortensia Herrero, quien tuvo palabras de agradecimiento hacia su equipo y quien expresó su satisfacción por las intervenciones realizadas, desde la Ermita de Santa Lucía y la Iglesia de San Nicolás hasta la última del Colegio de la Seda, pasando por la restauración de la imagen de la Mare de Déu. Levante-EMV quiso reunir en el mismo acto a los protagonistas de todas ellas, incluido Vicent Enguídanos, el último «velluter», quien aseguró que Hortensia Herrero ha sido «el milagro que esperaba» el Colegio del Arte Mayor de la Seda después de tres décadas llamando, sin éxito, a todas las puertas para salvar el edificio.

La rehabilitación del colegio «estaba escrita con letras de oro» para el Premio Importante, destacó Julio Monreal. Las continuas denuncias que Levante-EMV venía realizando sobre la alarmante ruina del edificio, declarado Bien de Interés Cultural, y la pasividad de las administraciones fueron uno de los motivos que llevaron a la fundación a «embarcarse» en su rescate. Así lo explicó Elena Tejedor, quien agradeció el premio a la Fundación, que pese a su juventud [fue constituida hace apenas cuatro años] ha alcanzando gran notoriedad y reconocimiento por su labor de recuperación del patrimonio de los valencianos. Un esfuerzo, que según subrayó Hortensia Herrero, no sería posible sin el respaldo económico de Mercadona y de su marido, Juan Roig, así como de los de clientes de los supermercados de la cadena con los que también quiso compartir los reconomientos actuales y futuros. Porque la fundación ya trabaja en otras propuestas de mecenazgo. «Tengo otros tres proyectos en mente», aseguró Hortensia Herrero.

Uno de ellos es conocido. Se trata del Palacio de Valeriola, comprado personalmente por la vicepresidenta de Mercadona para un uso que todavía se está definiendo, aunque a priori se descarta el residencial. «No me voy a ir a vivir allí», aclaró. Hay otros dos proyectos de restauración del patrimonio que la Fundación está madurando, aunque se trabaja con la lógica reserva.

En la entrega del premio Importante del mes de junio estuvieron presentes el director general de Gestión de Editorial Prensa Valencia, Jaime Abella, quien destacó la importancia del patrimonio histórico para atraer turismo a la ciudad, y el director general de Contenidos, Cruz Sierra, quien apuntó que la Fundación Hortensia Herrero «ha abierto camino» en la implicación social y el mecenazgo privado en la ciudad de Valencia. Hortensia Herrero destacó que el reconocimiento social «da ánimos» si bien el objetivo de la entidad es «dar algo a la sociedad» y contribuir a la difusión de la cultura.

Elena Tejedor desveló anécdotas y momentos especiales, como la impactante subida al andamio desde el que el equipo dirigido por Pilar Roig llevaba a cabo la restauración de los frescos de San Nicolás, rebautizada como «capilla Sixtina valenciana»; así como algún contratiempo como el derivado de la convivencia de la ermita de Santa Lucía con el jardín del Muvim.

Divulgación y atracción

Julio Monreal destacó que la Fundación Hortensia Herrero «contribuye a hacer valencianía convirtiendo los edificios en los que interviene en referente». Elena Tejedor resaltó que «el éxito de la fundación es compartido y así además sabe mejor». Señaló que en todas las intervenciones han contado con el apoyo de muy buenos profesionales como los arquitectos Fernando Aranda, Carlos Campos y Salvador Vila, restaurador este último de Santa Lucía y de la Catedral de Valencia, quien no quiso dejar pasar la oportunidad de solicitar el apoyo económico de la fundación en la restauración de la Seo. Julio Monreal llamó en esta línea la atención sobre otro edificio histórico que agoniza: la Casa de la Sirena o Serena, incluida en el término de Alfara del Patriarca pero pegada al casco urbano de Benifaraig, pedanía de Valencia, con lo que la ubicación de este palacete de estilo austracista destacado en los catálogos de patrimonio rural lo tiene condenado a la ruina.

Hortensia Herrero destacó que «son muchos» los que llaman a las puertas de la Fundación pero desafortunadamente no se puede atender todo. De momento, la fundación se ha implicado en propuestas que, tras la intervención, puedan ser autosufientes. La fundación aún no gestiona proyectos en los que interviene, aunque no lo descarta en un futuro.

El actual presidente del Patronato del Colegio del Arte Mayor de la Seda, Vicente Genovés, agradeció a la Fundación su apoyo y destacó que gracias a esta actuación «se ha despertado la conciencia sedera» en la ciudad. El museo «va como la seda», recibe numerosas visitas y las ventas de la tienda se han incrementado notablemente, dijo Genovés.

El presidente de la Cofradía de la Ermita de Santa Lucía, Francesc Llop, asegura, por su parte, que la recuperación del patrimonio «da calidad de vida», mientras Carlos Campos, director de la rehabilitación estructural de San Nicolás, destacó la importancia de divulgar estas actuaciones de rescate del patrimonio histórico tal como se ha hecho con la exposición de San Nicolás montada en el interior de la iglesia y donde se muestra el antes y el después de la rehabilitación de los frescos del siglo XVII de Dionís Vidal.