­Secundino y Nereo, de 57 y 32 años, respectivamente, comparten apellido con el quizá es el ejecutivo mejor pagado de España: Ignacio Galán, el consejero de Iberdrola; pero sus vidas divergen probablemente desde su nacimiento. Secundino tiene 57 años y fue„apenas lo recuerda„ escayolista.

Cobra 496 euros de subsidio con los que apoya económicamente a su hijo, Nereo,también escayolista, sin ingresos y con un hijo. Ambos se saben perdedores, pero no se resignan a pasar las horas en un bar gastando lo que no tienen. «Tampoco queremos robar, aunque a veces parece que nos empujan», lamentan.

Desde hace cuatro meses cultivan un pequeño trozo de huerta „apenas 250 metros cuadrados„ situado entre el cementerio de Benimaclet y la V-21. Para plantar las patatas y cebollas con las que refuerzan la economía familiar tuvieron que pelear con un cañar espeso y cientos de kilos de escombros acumulados en casi dos décadas de abandono.

«Nos instalamos aquí esperando que el dueño apareciera y pudiéramos llegar a una acuerdo. Ese es el método que emplea todo el mundo».

El primero en llegar fue el guardia de la Acequia de Mestalla, una organización ya casi residual „la expansión de la ciudad le ha privado de su antiguo dominio regable„que les advirtió de la imposibilidad de regar sin el permiso de la acequia, el pago de una tasa y la sumisión al riguroso orden de turnos„tandeo„marcado por el acequiero.

«Nosotros aceptamos, y de hecho nos inscribimos en la pizarra donde se fijan los turnos, pero vino el presidente de la Acequia de Mestalla y Síndico del Tribunal de las Aguas, Miguel Sanchis, y nos dijo que no podíamos regar si no presentábamos un permiso del propietario», relata Secundino.

«Le dije que había mucha gente regando, comenzando por él mismo, sin acreditar la propiedad», añade Nereo.

Poco mas tarde Miguel Sanchis, al que ayer intento localizar este periódico en la sede del Tribunal de las Aguas y en el telefono de su domicilio de Benimaclet, les advirtió que les denunciaría «Habíamos regado y vino por aquí con amenazas de cortarnos el agua y llevarnos a los tribunales. Le dije que si nos denunciaba yo también lo haría por lo mismo: por cultivar comercialmente terrenos que no son suyos y también por tener a gente trabajando en una situación poco clara», explica Nereo.

La trapa que permitía el riego de la pequeña parcela fue soldada «por orden de la Acequia„afirma Nereo„. Pocos días después, la Policía le citaba para responder por una denuncia de «amenazas y usurpación» presuntamente interpuesta por Miguel Sanchis. Nereo acabó en la comisaría de Zapadores, donde le tomaron las huellas digitales. Hoy es un hombre fichado.

Desde entonces, coinciden padre e hijo, el presidente de la Acequia de Mestalla no ha vuelto por allí. «Es„dicen„ un hombre poderoso, con contactos», del que temen represalias. Mientras, alguien les dio el teléfono del presunto propietario del terreno, al que llamaron. «Un tal Marcos nos dijo que había que esperar a ver cómo quedaba la denuncia». Ayer, Marcos tampoco respondió a las llamadas de Levante-EMV.

A unos pocos metros de distancia, Teodoro Cabrejas, ya jubilado, cultiva patatas y cebollas que reparte entre su familia desde hace cuatro años. La acequia le ha cortado el agua construyendo un pequeño búnker de hormigón en la parada de riego. «Me dejan poner una bomba, pero aparte de que me ha costado más que vale la cosecha, es insuficiente» para el campo. Las patatas no han crecido por falta de riego; parecen huevos de paloma pese al cuidado de Teodoro. Sin agua no hay futuro. «Nos desahucian»„afirma„. «No quiero líos. Lo voy a dejar... pero no hay derecho a lo que están haciendo con esta gente, sin trabajo y con criaturas, que no hacen ningún mal a nadie», concluye.