La Guardia Civil de Moncada investiga la violación denunciada por una joven de 22 años que supuestamente se produjo en los jardines de la Masía de Moróder de ese municipio de l´Horta Nord durante una multitudinaria fiesta privada a la que asistieron más de 350 personas. El evento había suscitado un fuerte interés, porque era el primer certamen estival de la Casa Jäger —patrocinado por una bebida alemana— y se había elegido Valencia como escenario, tras los éxitos cosechados en Madrid y Barcelona el invierno pasado.

Lo que debía haber sido un festival de música con grupos de corte independiente, piscina y buen ambiente, disfrazado de fiesta semisecreta, acabó con varias patrullas de la Guardia Civil y de la policía local dentro del recinto.

Los responsables de la organización, una empresa de Barcelona especializada en eventos musicales, fueron alertados de que una de las asistentes a la fiesta había llegado, empapada y muy asustada, a la puerta de la masía asegurando que acababa de ser víctima de una violación. Poco después, alertaban a la Guardia Civil, que se ha hecho cargo de la investigación.

La joven fue llevada a un centro hospitalario, donde fue sometida a una exploración médica para comprobar las posibles lesiones, y luego formalizó la denuncia. La chica llegó a la fiesta acompañada de un joven, aunque, al parecer, poco después se fue con un chico a quien acababa de conocer, y a quien la Guardia Civil busca ahora para tomarle declaración en relación con lo sucedido.

Además, la policía local denunció a la organización por carecer de licencia para una fiesta de este tipo y por exceso de ruido. Fuentes municipales confirmaron a este diario que hubo numerosas quejas de los vecinos por la intensidad de la música y la hora, ya que el evento se prolongó hasta bien entrada la madrugada.

Por invitación

Como es habitual en las fiestas Jäger, quienes acuden lo hacen por invitación. Pero no se trata realmente de una fiesta exclusiva y secreta, sino que ése es más bien el ambiente secretista del que se intenta rodear el evento para aumentar su atractivo entre los jóvenes. De hecho, conseguir una entrada era tan sencillo como entrar en la web española de la marca alemana de alcohol, visitar su enlace de Facebook o recibir una alerta de alguna de las muchas páginas especializadas en ofertas de ocio.

Además, su celebración fue publicitada con semanas de antelación, aunque, eso sí, hasta el último momento ninguno de los asistentes sabía el punto donde se iba a celebrar, intentando imitar la improvisación que sí caracteriza las fiestas «rave».

La organización dispuso varios autobuses para recoger a los invitados en Valencia, adonde fueron devueltos al finalizar el evento. Además, habían contratado seguridad privada y una ambulancia con servicio médico. Al evento acudieron modelos, artistas, habituales de la noche, bloggeros y, en general, amantes de los festivales amplificados a través de internet y las redes sociales.