Jesús P. V. se escapó el sábado por la tarde de la residencia para personas con enfermedad mental crónica de Sueca con el objetivo de matar a su madre, según ha declarado a la policía, llegó al domicilio familiar sobre las 23 horas y pasó la noche en la vivienda hasta que, por la mañana, tras desayunar, aprovechó la confianza de la víctima para rodear su cuello con la correa del perro y estrangularla con todas sus fuerzas durante cerca de quince minutos. Después todavía le asestaría tres puñaladas con un cuchillo de cocina antes de entregarse en la comisaría de Alzira.

Los intentos del hijo al que la Guardia Civil comunicó la fuga de su hermano por alertar a su madre fueron infructuosos ya que ésta no cogió el teléfono y, al parecer, Elisa abrió la puerta cuando su hijo pequeño se presentó allí. Según la declaración de algunos familiares ante la policía, el parricida había manifestado su intención de matar a alguien para que le sacaran de la residencia de Sueca y le trasladaran a la prisión de Fontcalent, donde ya estuvo internado, y donde consideraba que tenía más facilidades para salir los fines de semana. Al parecer, además de las múltiples agresiones a su madre, el año pasado también había rociado con gasolina a uno de sus hermanos con la intención de prenderle fuego.

Según la reconstrucción de los hechos, Jesús llegó a la vivienda de su madre en el número 67 de la calle Hort dels Frares sobre las 23 horas y se quedó viendo la televisión mientras ella se acostaba. Sobre las cinco de la mañana cogió las llaves y bajó a una gasolinera ubicada en la calle Pérez Galdós para, según su relato, comprar tabaco, aunque no regresó al piso hasta 45 minutos después. Se da la circunstancia de que, según ha podido saber Levante-EMV, un primer análisis de orina que se le realizó tras su detención revela que había consumido cannabis y algún otro estimulante. Se negó a que se le realizara un análisis de sangre, por lo que los investigadores tuvieron que solicitar la autorización del juzgado.

Al parecer, los ladridos del perro cuando Jesús regresó a su casa despertaron a su madre, una mujer con más de ochenta años de edad, que todavía temprano le preparó un desayuno. Fuentes próximas a la investigación señalaron que el parricida sitúa entre las 7.45 y las 8 de la mañana el momento en que estranguló a su madre con la correa del perro. Posteriormente, abandonó la casa a pie y se dirigió a la comisaría, donde se presentó sobre las 9.15 y manifestó que creía haber matado a su madre. Al parecer, no era la primera vez que se escapaba del centro en el que estaba ingresado, aunque algunas fuentes indicaron que esto sucedió hace ya algún tiempo. Con todo, algunos vecinos de la calle aseguraron haberle visto el fin de semana anterior.

Desde esta residencia declinaron cualquier comentario y remitieron a la Conselleria de Bienestar Social, que se limitó a confirmar la fuga del centro.

«Elisa se ganó el cielo en vida»

«Elisa se ganó el cielo en vida». Ésta era ayer una de las frases más repetidas entre las personas que conocían a la víctima. Todas relataban el calvario que la mujer había pasado durante años y años como consecuencia de las palizas y amenazas que recibía de su hijo, al que de joven se le diagnosticó una esquizofrenia, aunque con posterioridad el consumo de drogas agudizó su agresividad. Algunos amigos recordaban que Jesús era una persona muy inteligente y que no tenía rival cuando jugaba al ajedrez. Pero también era muy agresivo y, en muchas ocasiones, descargaba su furia contra su madre, a la que llegó a meter la cabeza en el horno y abrir el gas en una de sus agresiones. El domingo acabó con su vida.

El parricida permaneció ayer detenido en la comisaría de Alzira, donde se tomó declaración a familiares y vecinos, y está previsto que a lo largo del día de hoy pase a disposición judicial. El caso ha pasado a manos del juzgado de instrucción número 3, encargado de los casos de violencia de género.