Leonardo Casais ha hecho estas manifestaciones durante su intervención en el XII Congreso Nacional de Psiquiatría que hasta el próximo viernes se celebra en Valencia y donde ha expuesto una ponencia sobre síndromes paranoides raros.

Según Casais, los fenómenos delirantes de posesión diabólica y trance -en los que la persona cree estar controlada por fuerzas sobrenaturales y diabólicas- "no son raros y están arraigados en varios países del mundo civilizado" como Haiti o Brasil.

En España, la mayor concentración de sectas satánicas se encuentra en la Comunidad Valenciana, sobre todo, en el núcleo de Valencia y en el norte de Alicante, según Casais, quien sostiene que en este fenómeno interviene también la influencia de "creencias mantenidas por los inmigrantes e importadas desde sus países de origen".

El psiquiatra ha señalado que desde la década de los años setenta se ha producido el "renacimiento pujante del satanismo", y ha indicado que hace 500 años en Europa no eran raras las posesiones y exorcismos "pero cuando la ciencia y la razón fueron capaces de separar endemoniados y enfermos, asistimos a nuevas formas de este fenómeno, a través del satanismo".

Según Casais, este resurgimiento "nos devuelve a épocas de pensamiento mágico y primitivo", y puso de relieve la abundancia de material existente en la sociedad actual como "caldo de cultivo del que se pueden nutrir estos tipos de delirios".

El psiquiatra y profesor universitario también se refirió a la existencia de síndromes paranoides raros, trastornos poco comunes y exóticos, de los que la literatura científica describe hasta 24 clases y están especialmente arraigados en países asiáticos, africanos y latinoamericanos.

Citó en concreto el síndrome de Capgras -en el que el paciente cree que una persona, alguien habitualmente muy cercano a él, ha sido sustituido por un doble-, el síndrome de Clérambault -en el que el paciente, "generalmente una mujer", cree que un hombre, con el que ella puede que tenga escaso contacto, o ninguno, está enamorado de ella-, o el síndrome de Cotard (delirio de negación), que puede llevar al paciente a negar su propia existencia y la del mundo externo.