El hundimiento parcial del suelo de un aula de un colegio de Santa Pola, que afortunadamente se saldó sólo con heridos leves, supuso un nuevo susto con escolares como protagonistas. Se trata del tercer incidente de este tipo „aunque el más grave„ en apenas un mes, después de los dos registrados en sendos colegios de Valencia donde cayeron partes de los falsos techos. La alarma desatada por estos hechos forzó ayer mismo al Consell a aprobar un plan de revisión y diagnóstico de la estructura de todos los centros educativos de la Comunitat Valenciana para detectar posibles deficiencias. Se revisarán de forma prioritaria los más antiguos. La respuesta no puede ser más apropiada, pero sin embargo cabe lamentar que se adopte a remolque de los acontecimientos, sin haber tenido en cuenta previamente las denuncias hechas por diversas asociaciones de padres sobre la falta de mantenimiento y de inspecciones en centros escolares por la escasez presupuestaria. Además, los sucesos arrojan dudas precisamente sobre las tareas de mantenimiento de los centros. La escuela debe ser un ámbito que ofrezca seguridad, en especial atención precisamente a la indefensión de los menores. Y aunque la seguridad total sea prácticamente imposible de conseguir, la gestión de la Administración sí debe cuanto menos minimizar los riesgos. Tanto en cuestiones de mantenimiento de edificios como de otro tipo de equipamientos „recuérdese cuándo se acordó establecer revisión de las sujeciones de canastas de baloncesto„ o de servicios como el transporte „esta misma semana un autobús de escolares sufría un accidente de tráfico.