Dejando a un lado las cuestiones sobre la idoneidad o la oportunidad de la celebración de una carrera de Fórmula 1 en el circuito urbano de Valencia, convendrá reconocer que la decisión de encargar a Valmor Sports la gestión de la prueba durante los siete años de contrato ha resultado ruinosa para las arcas de la Generalitat, que son las de todos los valencianos. Al menos 110 millones de euros de dinero público habrá costado en 2014 la intervención de esta empresa elegida a dedo por Francisco Camps para que hiciera realidad el sueño de ver bólidos de Fórmula 1 por las calles y la imagen de Valencia en las televisiones de todo el mundo dos horas al año.

Ahora que una empresa pública, el Circuit de Cheste, absorbe Valmor Sports con toda su deuda y sus obligaciones ante Bernie Ecclestone para encargarle la organización a Adrián Campos, es momento de subrayar que pese a la solvencia de sus socios Bancaja, Fernando Roig y Aspar, la Fórmula 1 ha resultado un bocado demasiado grande para Valmor y también para la Generalitat, que no midió bien las necesidades organizativas y económicas y ahora tiene que asumir desde 2011 y hasta el fin del contrato el pago de los 20 millones de canon anual que Ecclestone cobra por la carrera, un dinero que Valmor debía pagar de sus cuentas. Ahora, un nuevo equipo llega para gestionar la F1 en Valencia desde cero. Quedan tres años de contrato y se pretende una renovación, que necesariamente deberá contemplar recortes y retoques para no caer en los errores cometidos.