El presidente de la Generalitat, Francisco Camps, anunció ayer que si los ciudadanos le dan votos suficientes para volver a gobernar creará una macroconselleria que integrará Educación, Formación y Empleo y que será la segunda con mayor presupuesto. La idea recoge las tesis de la patronal valenciana CEV, que propone vincular empleo y formación, dignificar la FP y acompasar la teoría que se imparte en los centros formativos a las necesidades prácticas de las empresas. El propósito es loable si tenemos en cuenta el precario mapa laboral valenciano y la obligación que asiste a Camps de reducir el número de consellerias para cumplir los objetivos de austeridad exigidos por su propio partido. Sin embargo, los precedentes no invitan al optimismo. A mitad de su primera legislatura, Camps creó una macroconselleria muy similar en intenciones, la de Empresa, Universidad y Ciencia. Quiso aunar dos mundos muy relacionados: las empresas y la innovación. Escogió para el cargo al rector de la Universitat Politécnica, Justo Nieto, cuyos méritos fueron destacados por todo el mundo. No obstante, lograda la publicidad deseada, Camps dejó a Nieto sin el instrumento imprescidible para viabilizar el proyecto. Le escamoteó, mediante su conseller de Economía, Gerardo Camps, los recursos económicos necesarios para desarrollar una gestión eficiente. Las urnas dirán si el jefe del Consell dispone ahora de una segunda oportunidad para reducir el gigantesco tamaño de la Administración autonómica que él mismo ha contribuido a engordar y para combatir el drama del desempleo. Ojalá gane la eficacia.