Durante las dos últimas décadas, el mapa universitario ha experimentado una mudanza sustancial. Las transformaciones –no sólo como consecuencia de la crisis global, pero también a causa de ella- muestran que lejos de haber alcanzado un estadio de remanso, la Universidad debe plantearse nuevos desafíos. Estos son algunos de los más relevantes, que aborda nuestra candidatura:

Consolidar la internacionalización. Las universidades surgieron del impulso de las elites urbanas; se transformaron en el siglo XIX en universidades estatales y se expandieron por sus áreas metropolitanas. Hoy juegan en un escenario global. La Universitat de València, que se halla entre las primeras en la recepción y emisión de estudiantes Erasmus, tiene una rotunda vocación internacional, tanto en docencia como en investigación.

Completar la implantación de las titulaciones adaptadas al Espacio Europeo de Educación Superior. El mal llamado Plan Bolonia ni es una confabulación ni una mera reforma legal. Supone centrar la enseñanza en los estudiantes, renovar las metodologías e implantar sistemas de garantía de calidad, porque el recurso que más y mejor fomenta la autonomía personal es la educación.

Culminar el proyecto de Campus de Excelencia Internacional. La UV junto con la Universitat Politècnica y otras instituciones y entidades se hallan en condiciones de convertirse en uno de los grandes agregados universitarios europeos con capacidad de proyección científica internacional y de actuar como dinamizadores de su ámbito territorial.

Impulsar la responsabilidad social y el compromiso con el entorno. Cuando se extiende el paro y la recesión se instaura como una realidad persistente, la Universidad ha de compartir las dificultades y riesgos sociales y poner al servicio de la sociedad sus mejores recursos para favorecer el cambio de modelo productivo, generar cohesión, bienestar y movilidad social. Dado que el fin último de la actividad universitaria no es otro que la emancipación mediante la ciencia y el saber crítico, resulta especialmente necesario mostrar que la Universitat se orienta por valores, que practica y difunde, como la igualdad, la sostenibilidad y la cooperación social

Incorporación plena de las Tecnologías de la Información y de la Comunicación. Estas tecnologías suponen cambios que afectan a todos los procesos de la vida universitaria: gestión y planificación, prestación de servicios (administración electrónica), docencia e investigación (contenidos abiertos)... Pero con la extraordinaria progresión de las tecnologías sociales, permiten la creación de redes amplias de aprendizaje y de investigación.

Autonomía universitaria y rendimiento de cuentas. Para cumplir sus misiones, la Universidad precisa una autonomía vigorosa, tanto académica como organizativa y financiera. Su contrapartida debe ser la transparencia y el rendimiento de cuentas. Pero también deben ser conscientes los responsables políticos de que la formación y la investigación avanzadas constituyen la principal contribución para salir del túnel de la crisis.

Existen muchos otros desafíos a los que la Universidad ha de hacer frente para estar a la altura de su época, pero éstos marcarán, sin duda, la impronta de las innovaciones universitarias de los próximos años. Por esta razón, afirmamos que Fent Universitat, farem Futur.

Catedrático de Farmacología y candidato a rector de la Universitat de València