La educación diferenciada, como la mixta, busca la igualdad de oportunidades: Muchas investigaciones neurológicas y pedagógicas encuentran diferencias en el itinerario afectivo e intelectual de chicos y chicas: Se desarrollan a ritmos distintos la personalidad, la madurez y la autoestima. María Calvo, de la Universidad Carlos III, señala que estas diferencias, demostradas científicamente, han llevado a la implantación de este modelo en la escuela pública, tanto en EE UU como en otras partes del mundo:

«Los últimos test cerebrales, que influyeron mucho en la decisión del gobierno Obama, se llevaron al Senado, donde se planteó la situación alarmante del fracaso escolar. Y los americanos (...) se unieron como una piña, sin distinguir entre demócratas y republicanos. Entendieron que no atender a las diferencias sexuales era perder una oportunidad».

Por esta razón, se aprobó una norma para llevar a cabo estos proyectos, cuyo coste se cubre al 100% con recursos federales. Muchos han recogido frutos que jamás imaginaron: El East Harlem de Nueva York, desde que lo implantó en 1996, consigue tasas de éxito del 100% frente a la media del 42% de la ciudad. El acceso a la universidad es realidad habitual entre las alumnas, a pesar de que el 90% procede de familias sin estudios y que el 70% vive bajo el umbral de la pobreza.

«No debe haber ningún obstáculo para ofrecer educación diferenciada en los colegios públicos». Y no lo digo yo, sino Hillary Clinton, Secretaria de Estado de Obama.

El punto de llegada de la educación diferenciada y de la coeducación es el mismo: la igualdad de oportunidades. La educación diferenciada, avalada científicamente, es susceptible de financiar públicamente; mientras que los prejuicios y tópicos, sin embargo, no son amparados por ninguna ciencia.

Nos unimos al lema «podemos» con la idea de hacer realidad para más personas, y especialmente para las que tienen menos oportunidades; una educación de eficacia probada como alternativa al fracaso escolar.

La escuela debe ser un «think tank», un lugar donde se forma a la persona en libertad y responsabilidad, para tomar decisiones y para asumir y superar sus errores.

Y esto se puede hacer tanto desde la coeducación como desde la educación diferenciada: La igualdad no radica sólo en lo formal; sino en la igualdad esencial como personas. Y a ella se llega desde muchos caminos.

Resulta paradójico que en una sociedad plural, tengamos que adoptar una única visión en lo que hace referencia a la educación y sobre todo si además, frente al importante fracaso escolar que sufrimos en la sociedad, la escuela diferenciada acumula notables resultados positivos en cuento a satisfacción y a rendimiento académico.

Y esto, sabiendo que para Guadalaviar, los resultados académicos no son lo más importante; sino formar personas con convicciones, que no se quedan meramente en las apariencias, en la cultura del éxito y de los resultados; sino personas expertas en humanidad, que sepan convivir, trabajar en equipo, con capacidad de reflexionar y de dialogar y con un sentido trascendente de su vida.