Entre las realizaciones positivas de los gobiernos de Rodríguez Zapatero en el campo de la educación cabe destacar la implantación de un máster profesional de formación inicial del profesorado de secundaria. Se daba respuesta así a una necesidad para la mejora de la educación secundaria que venía postergándose demasiados lustros. Sin embargo, las informaciones recibidas acerca de su implantación revelan serias deficiencias que amenazan con anular su efectividad.

Se está contratando de forma precaria —por horas o como asociados— al profesorado que ha de impartir las didácticas específicas (el núcleo central del curso), con el único requisito de algunos años de experiencia docente, sin que se exija, ni se favorezca, la más mínima vinculación con la investigación e innovación educativa. Y se está aceptando que pueda impartir la didáctica el profesorado universitario de cualquier área, aunque no tenga ni experiencia en educación secundaria ni ningún dominio del cuerpo de conocimientos elaborado en torno al proceso de enseñanza/aprendizaje del área correspondiente.

El desastre está así garantizado... pero aún es posible evitarlo: el Ministerio de Educación, las universidades y las comunidades autónomas deben y pueden actuar coordinadamente para reconducir la situación, si son conscientes de que la formación del profesorado es vital para la mejora de la enseñanza y, en definitiva, para el futuro de nuestras sociedades. Sería necesario plantear el pleno aprovechamiento de quienes se han dedicado, como profesores de secundaria, a renovar la enseñanza, incorporándolos al máster en condiciones que les permitan seguir impulsando la investigación e innovación, sin lo cual no hay mejora posible de la educación.