Apenas unos minutos después de que acabara el último pleno, se hacían públicas las «Normas de Protocolo y Actuación para las Falleras Mayores de Valencia y sus Cortes de Honor», versión actualizada Ejercicio 2016-2017. Es la primera vez que trasciende la serie de normas que, en negro sobre blanco, se facilita a las señoritas y niñas que son elegidas para el cargo representativo. Lo que, hasta ahora, era un documento privado, pasa a ser ahora de dominio público por mor de la polémica suscitada a finales de verano, cuando a las 144 candidatas preseleccionadas (72 adultas y 72 niñas), se les leyó y se les obligó a firmar, pero sin facilitar copia. Una copia de la que sí que disponen ya las 26 que superaron la criba final.

Son, en cierta medida, normas de la discordia, ya que ha sido uno de los argumentos utilizados por un grupo de comisiones de fallas para reclamar su revocación y su sustitución por «unas normas consensuadas y aprobadas por la asamblea general de presidentes». A este respecto, el concejal de Cultura Festiva, Pere Fuset, mostró en el último pleno su sorpresa porque, según dijo, «fue un tema que en la última asamblea, se formularon preguntas» „las hizo el presidente de una de las candidatas y habitual opositor a las tesis oficialistas, Rafael Ferrando„ «y se contestaron». Nadie, nunca, había hecho objeción alguna ni ha exigido participar en las mismas. Algunos artículos son «corta y pega» de los que existían anteriormente y lo que hemos hecho es actualizar el texto a la realidad actual» y advirtió que, para el próximo ejercicio, haría una revisión «incluyendo en su redacción personas que hayan sido fallera mayor de Valencia o corte».

Ayer, el partido Ciudadanos puso pegas al texto no por quien lo redactaba, sino por no cumplir «el Reglamento Fallero porque se han hecho de espaldas al secretario administrativo y a la asesoría jurídica» y no contar con la opinión del pleno de la JCF.

A lo largo de 80 artículos, se describe toda la serie de derechos y obligaciones. Normas de comportamiento, participación en actos, relación con la Junta Central Fallera, con los acompañantes y cesión de derechos de imagen. La necesidad de puntualidad, la prudencia en las redes sociales o la conducta en los actos.

Y también incluye una completa relación de cómo vestir de valenciana y de particular. La indumentaria tradicional se limita a la enumeración de complementos „puesto que, desde que se dan los trajes oficiales, pasan a ir «uniformadas»„. Por eso, el aspecto más llamativos son las normas de vestimenta de particular, mucho más extensas y explícitas.

«Como máxima representación de la fiesta fallera, las cortes de honor han de dar la imagen que se espera de su cargo» es la justificación a la norma general en ese sentido: «no llevar prendas excesivamente cortas o llamativas» y con completo manual sobre «evitar transparencias y escotes excesivos», «utilizar preferiblemente zapato con tacón», «utilizar colores sobrios» o que la falda sea «como mínimo, por encima de la rodilla» „se sobreentiende que es «justo por encima de la rodilla»„.

No es una cuestión baladí: tradicionalmente, los mayores exámenes „con elogios y críticas„ al vestuario de las falleras no son a la indumentaria tradicional, sino a la de particular. Es ya casi mítico el estreno de la «pasarela de Canal» en el concurso de «play back», que se convierte en un concurso de elegancia. Por eso, en los mandamientos se recuerda que, en este caso, «si la indumentaria se considera indecorosa, el acompañante tendrá la facultad de obligarla a cambiarse y, en caso de negativa, y previa consulta con la vicepresidencia correspondiente, dejarlas en sus domicilios». Algo que ha sucedido, a lo largo de la historia, en contadísimas ocasiones.