Esta crisis ha mostrado la necesidad de contar con una base industrial sólida y competitiva. En la Comunitat Valenciana, del conjunto de la industria manufacturera, los sectores tradicionales como los del hábitat (textil-hogar, iluminación, y mueble) han contribuido notablemente al progreso económico, tanto en términos de mejora de la productividad del sistema como por su papel en la absorción del capital humano cualificado y en la potenciación de actividades de servicios con alto valor añadido.

En un reciente estudio promovido por la Secretaría Autonómica de Economía Sostenible y las diferentes asociaciones empresariales del sector evidenciamos la importancia de la industria del hábitat y destacamos su naturaleza resiliente, así como su capacidad para generar empleo de calidad y valor añadido local. Según datos del Instituto Nacional de Estadística, el sector en España lo conforman cerca de 18.000 empresas que emplean a 106.000 trabajadores y generan un volumen de producción de 13.200 millones. Estas cifras representan respectivamente un 10,04% del número total de empresas de la industria manufacturera española, un 5,54% del personal ocupado y un 2,6% del volumen de producción industrial. De estos valores, la Comunitat Valenciana aporta casi el 30%.

Aunque el sector del hábitat sigue estando muy atomizado y predomina un modelo productivo intensivo en mano de obra, cuenta con unas claras fortalezas originadas por un saber hacer acumulado durante muchos años, su localización en clústeres industriales así como una demostrada capacidad de adaptación y vocación exportadora. No obstante, lo más destacable en la actualidad son las nuevas oportunidades que se perfilan en el sector. Por una parte, la digitalización y la introducción de nuevas tecnologías de fabricación (automatización, robótica, impresión 3D) permiten métodos de producción más integrados y flexibles, junto con una reducción en los costes de fabricación y gobernanza. Al mismo tiempo, facilitan la incorporación de un mayor contenido de servicios y personalización en el producto. En este contexto, la decisión de localización basada en la proximidad al cliente se vuelve fundamental; de hecho, la ventaja más significativa de estas nuevas tecnologías es la posibilidad de adaptarse al cliente y co-crear reduciendo las distancias entre los eslabones de la cadena de valor y, por tanto, haciendo menos atractiva la fragmentación internacional que ha sido tan común en los últimos años. Por otra parte, tanto los consumidores en sus decisiones de compra como los propios gobiernos en el diseño de las políticas de ayuda son más conscientes de la necesidad de apostar por productos y modelos industriales sostenibles y arraigados en el territorio. Además, los confinamientos y el teletrabajo han puesto de relevancia la importancia de las condiciones del hogar, disparándose la demanda de productos de mayor calidad, tanto los funcionales (colchones, sofás, o mesas de trabajo), como aquellos más relacionados con aspectos estéticos (cortinas, tapicería, iluminación u otros elementos decorativos).

Al objeto de consolidar un posicionamiento estratégico sólido del sector, proponemos una hoja de ruta que podría incluirse en la agenda de los próximos planes de recuperación del Gobierno. Por una parte, potenciar en el sector proyectos de adaptación a la industria 4.0 alineada con la economía circular. Adicionalmente, para superar las tradicionales debilidades del sector, debería incentivarse la concentración empresarial (fusiones y adquisiciones), la cooperación horizontal y transversal y las formas de internacionalización más avanzadas. Por último, es fundamental estimular los mercados y el consumo con la creación y fomento de una marca de calidad transversal (Marca Hábitat España). Campañas publicitarias tan sugerentes como la protagonizada por el chef José Andrés «España, el país más rico del mundo» adaptadas a la idiosincrasia del sector podrían ser una excelente carta de presentación en foros internacionales.

En épocas de crisis es cuando se percibe más la necesidad de cambio y, por ello, esperamos que los resultados de este estudio sirvan para fomentar una actitud crítica y el reconocimiento de la necesidad de actuar a través de un compromiso compartido entre administraciones públicas, asociaciones empresariales y empresas.