Rafael Aznar, relevado por Aurelio Martínez, tenía los días contados al frente del Puerto de Valencia desde su imputación noviembre de 2014. De hecho, el anterior Consell presidido por Alberto Fabra había adelantado su relevo junto con el presidente de la autoridad portuaria de Alicante, José Joaquín Ripoll. El magistrado Félix Blázquez pidió hace dos años a la Intervención General un informe exhaustivo sobre la fundación y los resultados fueron «demoledores».

La Fundación Valenciaport ha operado en los últimos años como una auténtica agencia de colocación de directivos y ex altos cargos del puerto en calidad de profesores de diversas áreas de formación, investigación y cooperación de esta entidad sin ánimo de lucro. Las conclusiones del documento inciden en que el dinero que pone la Autoridad Portuaria a la Fundación incumple la normativa que rige el funcionamiento de las fundaciones.

La investigación está centrada en el gasto de tres millones de euros para la ampliación del muelle de MSC, en la inversión de otros tres millones para construir un puente utilizado por la empresa privada Valmor para la Fórmula 1, en el patrocinio del Palau de las Arts y la compra de entradas de la Fórmula 1, en el barco del puerto„ rebautizado por Aznar como «vehículo institucional»„, en la casa en la que vive el responsable del puerto, en la contratación de sus hijos por empresas que han trabajado para la Autoridad Portuaria y en el despido supuestamente improcedente de dos directivos que puede costar medio millón de euros.