El secretario general de la Federación de Servicios de UGT, José Miguel Villa, afirmó ayer que la situación de los trabajadores de Banco de Valencia es "tan mala" como los de la CAM, con la única diferencia de que "todavía no saben quién va a organizar la matanza". En ese sentido, apuntó, en rueda de prensa para informar de la "situación actual del empleo en el sector servicios de la Comunitat Valenciana", que la situación de los empleados de Banco de Valencia dependerá de a quién finalmente se adjudique la entidad. Villa barruntó que la entidad será "adjudicada en su totalidad", aunque aclaró que no disponen de ningún dato "real" para confirmarlo. En cualquier caso, advirtió de que tras la reforma laboral este proceso será "doblemente difícil y complejo". En ese sentido, comentó que si hasta ahora los expedientes de la banca era mejores que en otros sectores, con la nueva ley esta situación va a cambiar y "conociendo a las entidades del sector aprovecharán la reforma laboral para endurecer las condiciones y abaratar sus costes". Y puso un ejemplo. Si antes se negociaban a partir de 45 días ahora se ha rebajado a los 20. "La reforma laboral pone un futuro muy tenebroso para todas las entidades", alertó.

Por su parte, el secretario general de la federación de UGT en la Comunitat Valenciana, Félix Fernández, concretó que Banco de Valencia cuenta con una plantilla de 2.000 trabajadores, casi todos ellos en la Comunitat Valenciana, y que su futuro dependerá "de la entidad que se la quede y dónde tenga los servicios centrales". En el caso de la CAM, apostó que existe mayor riesgo para 600 trabajadores, ya que Banco Sabadell tiene la sede operativa en Barcelona, mientras que en Bancaja "apenas ya hay incertidumbre" porque "ya han desaparecido más de 700 puestos de trabajo". El problema, apuntó, es que una entidad que creaba empleo hasta hace dos ejercicios "ahora tardará muchísimos años en crear un puesto de trabajo".

En ese sentido, señaló que es una situación generalizada en la Comunitat Valenciana, donde "no sólo ya no se genera empleo sino que se destruye", lo que además incide en otros sectores como el de las artes gráficas, ya que todo lo que editaban las entidades bancarias valencianas a través de su obra social lo hacían en empresas también valencianas.