El presidente de Bankia y de su matriz, el Banco Financiero y de Ahorros (BFA), Rodrigo Rato, frenó en seco el intento a la desesperada del presidente de Bancaja, José Luis Olivas, para que los consejeros valenciano del BFA no apoyaran un auditoría externa que pretende revisar la aportación de Bancaja y el Banco de Valencia al grupo financiero constituido en junio de 2010. El asunto se abordó por primer vez en el consejo del 7 de febrero, aunque no formaba parte del orden del día. Estuvieron presentes el vicepresidente ejecutivo, Francisco Pons, y los vocales Ángel Villanueva, Rafael Ferrando, Remigio Pellicer (los tres consejeros de Bancaja) y José Rafael García Fuster (en la comisión de control de la caja). El vicepresidente primero, Antonio Tirado, no asistió. Se informó de las intenciones de Bankia pero el acuerdo no se adoptó formalmente hasta tres días más tarde, dado que era preceptiva una reunión de la comisión de auditoría que preside el exministro del PP, Ángel Acebes.

Entre el 7 y el 10, según las diversas fuentes consultadas por este diario, llegó a Bancaja la información sobre la auditoría y Olivas llamó a la sede de la caja a los consejeros valencianos con el propósito de convencerlos de que debían oponerse a la auditoría, entre otros motivos porque debían defender en Bankia los intereses de la caja. Solo acudió Pellicer, precisamente el vocal que está en la comisión de auditoría. El empresario del mueble mantuvo un duro enfrentamiento con Acebes en esa reunión. El día 10 Rato convocó por la mañana a los consejeros valencianos, que luego dieron su aprobación a la auditoría en el consejo. Pons no estuvo ese día.

Hay versiones contrapuestas sobre quién forzó esa última reunión. Unos dicen que el presidente de Bankia, quien habría llegado a expresar su hartazgo con los problemas que le llegan de Valencia. Otros aseguran que fueron los consejeros en un intento por encauzar la situación. Lo más sorprendente de esta situación ya de por sí inaudita —es la primera vez que sucede algo de esta naturaleza en el sector financiero— es que los propios consejeros no acaban de aclarar sus motivos y, mucho peor, qué conlleva la auditoría. Así, una de las fuentes consultadas asegura que la propuesta de la Intervención del BFA trataba de discernir, «en principio», solo cuál ha sido el impacto sobre el balance de la entidad por la pérdida de valor del intervenido Banco de Valencia y que los consejeros valencianos no tenían por qué oponerse «porque los pactos de fusión se hicieron bien y porque se trataba de defender los intereses del BFA». Otras fuentes insisten también en que la auditoría solo afecta al banco controlado en un 27,5 % por Bankia, pero añaden que, en la reunión con Rato, acordaron que la revisión del contrato de fusión que conlleva sea genérica, es decir, que afecte también a las siete cajas que conforman BFA. En la entidad de ahorros valenciana, sin embargo, existe la más absoluta convicción de que la auditoría solo persigue revisar sus cuentas y, sobre todo, su 37 % en el capital de BFA. Otra paradoja de este extraño asunto es que los consejeros valencianos del BFA desconocen los motivos de fondo de Rato para pedir una auditoría, sobre la cual debería negociarse con Bancaja quién la hace y sobre qué ámbitos. Hay quien cree que trata de eludir responsabilidades ante una querella de accionistas del Banco de Valencia. Otros apuntan presiones de la Comunidad de Madrid y de los otros socios del BFA.

Inhabilitación de un vicepresidente

La comisión de control de Bancaja estudiará esta tarde la condena a seis meses de inhabilitación especial para empleo o cargo público por delito de desobediencia a la autoridad judicial que dictó el pasado 8 de septiembre un juzgado de Castelló contra el alcalde de Navajas, Vicente Torres Escrig, quien cumple la pena el 5 de marzo pero no podrá seguir ejerciendo su cargo si no es elegido previamente en unas elecciones. Torres es vicepresidente segundo de la Fundación Bancaja, pero no había comunicado a la entidad hasta hace poco su nueva situación, que, según fuentes de la entidad, conllevará su inhabilitación para ejercer cualquier cargo en Bancaja. La decisión final, según las citadas fuentes, no se tomará en la reunión de hoy. j. c. valencia

El consejo debate hoy oponerse a la revisión

El consejo de administración de Bancaja celebrará hoy una de las reuniones más extrañas de su historia. Va a analizar la auditoría externa que aprobó el 10 de febrero el consejo del Banco Financiero y de Ahorros (BFA), del que tiene un 37 % del capital y que a su vez es la matriz de Bankia. La auditoría es un golpe en la línea de flotación de Bancaja y de ella se pueden derivar consecuencias imprevisibles, incluida la pérdida de peso en el grupo financiero liderado por Caja Madrid. Las diversas fuentes consultadas por este diario adelantan que la intención del presidente de Bancaja, José Luis Olivas, es oponerse a esa auditoría porque considera que no hubo engaño cuando se negoció la fusión, que Bancaja aportó un balance auditado en aquel momento y que la contribución del Banco de Valencia entonces no puede revisarse casi dos años después porque este esté intervenido.

El problema es que tres vocales del consejo de la caja valenciana —el secretario, Ángel Villanueva, Rafael Ferrando y Remigio Pellicer (el vicepresidente primero, Antonio Tirado, no participó en aquellas reuniones)—apoyaron la decisión adoptada por el BFA. Su situación es difícilmente sostenible. Tienen tres opciones. No asistir a la reunión de hoy para no tener que comprometerse. Votar en contra de la auditoría, lo que les haría entrar en contradicción con lo que hicieron en el BFA o apoyarla de nuevo. En estos dos últimos casos su continuidad en Bancaja o en el BFA estaría en entredicho. En el segundo caso, por echarse atrás de un decisión que consta en acta que apoyaron y en el primero, porque serían acusados de no defender los intereses de la caja valenciana.